El trabajo en el campo con los toros del Carnaval del Toro

El trabajo en equipo y la simbiosis entre el toro y el caballo son dos de los elementos indispensables para una de las citas más esperadas para los aficionados taurinos dentro del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo: el encierro a caballo, que tendrá lugar en la matinal del Domingo de Carnaval. Y como es habitual, los astados que recorrerán la distancia entre la finca de Casasola y la Plaza Mayor, ya se encuentran en el campo habituándose a su nuevo hábitat.

Junto a ellos pasa estas semanas previas, Juan Luis Montero, encerador mirobrigense, encargado de velar por las labores de hermanamiento y cuidado de los toros de la ganadería de Guadajira que, por segundo año, repite presencia en el Carnaval del Toro y en el encierro mixto. Desde el día 1 de febrero, los animales comparten su espacio con los bueyes. «Se traen con tiempo para poder encabestrarlos», apunta Montero, «que se acostumbren a la manada de bueyes y al trabajo con los caballos». Una labor que se realiza en comunión con la ganadería y con la mirada puesta en las peculiaridades de la carrera que les espera en Miróbriga.

«Es un recorrido de casi 5 kilómetros y tenemos que intentar que se mantengan lo más tranquilos y con la mayor resistencia posible», indica el encerrador. Durante estas semanas, Juan Luis Montero y otros caballistas estarán con los animales y realizarán pequeños recorridos por esta finca para que se familiaricen a la presencia de los equinos «y también ir conociendo a los toros, viendo sus reacciones y su temperamento».

Todo este proceso se hace de manera gradual. Tras su llegada, los toros han pasado una semana adaptándose al terreno y a los bueyes para generar su hermanamiento. «Hay que tener en cuenta que el viaje les causa estrés , les hemos sacado de su tranquilidad y están en un lugar nuevo para ellos y eso se nota». Ahora, comienzan los acercamientos a los caballos, «con mucha calma». Montero señala que estos días es importante «ver como reaccionan en manada» antes de que los toros comiencen a realizar pequeñas carreras por un trazado habilitado para tal fin.

«Poco a poco irán cogiendo fondo, haciendo ejercicio, que no les resulte extraño la presencia de otros animales, y con este trabajo vamos perfilando lo que será el encierro a caballo», comenta este encerrador, que destaca que se mantiene la misma alimentación que tenían en sus finca de origen «siempre en contacto con los ganaderos, tenemos la suerte de que es la misma del año pasado y dio muy buen resultado».

Un trabajo intensivo cuyo objetivo es conseguir dar brillo al encierro a caballo y minimizar posibles riesgos «aunque un encierro es crear un orden en el caos», advierte Montero.

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