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A pocos kilómetros de Peñaranda de Bracamonte, en la localidad de Aldeaseca de la Frontera, vive Toñi Jimeno Romero, una mujer que puede pasar desapercibida por su sencillez pero que en la zona es muy conocida porque durante más de tres décadas llevó el establecimiento de hostelería de la travesía. Toñi es la mujer que con su tenacidad y trabajo mantuvo abierto el entonces conocido como bar Juventud. Este local llegó a ser muy popular por las fiestas que organizaba para las personas que iban a contraer matrimonio.
“Llegue a organizar más de cien despedidas de soltero”, cuenta Toñi. Todo un reto en una localidad que en este momento ronda los 250 empadronados. “Vestían al novio y hacían gamberradas”, detalla en relación a esas fiestas que los aldeasequinos tenían por costumbre celebrar en su bar “donde hacíamos muchas cenas y comidas”, detalla.
“Nací el cinco de julio de 1956 y he sido siempre vecina de Aldeaseca”, declara Toñi. Aunque hace un paréntesis en el que incluye los cuatro años que estuvo en Valladolid. Allí se encargó de regentar el bar de la Casa Charra, o Casa de Salamanca en Valladolid, junto a su marido.
Después a su esposo le surgió la oportunidad de llevar una granja de conejos y se volvieron para Aldeaseca de la Frontera. Fue cuando abrieron el bar Juventud. Para ella el oficio no era desconocido porque, aparte de la experiencia con el establecimiento pucelano, su padre también fue hostelero.
Aunque en este momento en la localidad no hay ningún bar abierto, en algunos momentos llegaron a existir al menos dos en funcionamiento. Ella, hace siete años optó por echar el cierre debido a que no obtenía ingresos suficientes para sacar un sueldo. “En cuanto pude jubilarme lo cerré, aunque resistí hasta que pude porque ya no daba”, reconoce.
Otra de las costumbres que más gustaba entonces a los vecinos era la de echar la partida. “Los domingos había por lo menos nueve partidas”, recuerda, y los juegos favoritos eran el dominó, el chamelo y la brisca.
En cuanto a gastronomía se refiere, lo que más gustaba a los clientes de Toñi eran las tapas. “He hecho muchas tostas y canapés”, detalla.
“Soy muy alegre y trabajadora”, se describe Toñi y confiesa que se siente muy feliz de vivir en Aldeaseca de la Frontera, donde participa en todas las propuestas que se organizan. Es socia de la asociación de mujeres ‘Alameda’ y acude a cada una de las iniciativas, como fue el caso de la recién celebrada matanza típica, que en esta localidad contó con la particularidad de durar dos jornadas y además reunió a más de quinientas de personas.
Parte de la culpa del éxito de estas iniciativas la tienen personas como Toñi que, con su colaboración y buena voluntad, hacen posible que sigan dando vida, aunque sea en días puntuales a pueblos, como Aldeaseca de la Frontera.
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