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Cantaracillo retomó la celebración de la V Matanza Típica, una jornada que debía haberse llevado a cabo en 2019 y que tuvo que ser aplazada hasta que finalmente se pudo realizar el pasado 30 de abril cómodamente por parte de las gentes que gustan de acudir a esta localidad y quienes viven durante todo el año en la misma. Una cifra aproximada a 300 personas se sumó a esta iniciativa que organiza el Ayuntamiento de Cantaracillo con la Asociación El Alentejo y respaldan la de Agricultores y Ganaderos, la de Mujeres Paloma de la Paz y la de Tercera Edad, San José.
El alcalde, Juan Carlos Martín, mostraba su orgullo al ver cómo los quintos bailaban al son de la charanga Los del Lío y sobre todo, observando a hombres y mujeres haciendo posible la elaboración de las comidas comunitarias que compartieron. Primero degustaron hígado con sangre, después patatas con costilla y espinazo y, más tarde, en la cena, jamón, lomo, chichas y huevos fritos. Todo ello dentro de una imponente carpa de 400 metros cuadrados, instalada para “garantizar” el evento, tanto si llovía como si el sol apretaba. Por suerte hubo más dosis de lo segundo.
“Lo importante de esta fiesta es confraternizar, participar todo el mundo y pasarlo bien”, como destacaba el regidor. Aunque la matanza en estos días ya no sería viable porque las carnes difícilmente se curarían se cumplió con la misión principal de esta iniciativa que fue la de reunir al pueblo en un momento de confraternidad, especialmente tras lo duros que han sido los dos últimos años.
Ocho jóvenes de Cantaracillo también celebran este fin de semana su fiesta y este domingo cumplían con la tradición de “clavar el mayo” en la plaza mayor. Se trata de los chicos y chicas nacidos en 2004, 2003 y 2002.
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