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Ciudad Rodrigo
Viernes, 26 de enero 2024, 07:29
El Carnaval del Toro de 2024 tendrá como pregonero a una figura del toreo: Pedro Gutiérrez Moya, conocido como «El Niño de la Capea», obsequiará a los mirobrigenses con el pregón que dará el pistoletazo de salida a unas fiestas apoteósicas.
¿Qué significa Ciudad Rodrigo para usted?
—Mi primera aparición en público, mi primera competición para alcanzar mis sueños, fue de hecho en el Bolsín Taurino Mirobrigense. Eso no se borra jamás en la vida.
¿Eso hace que sea aún más especial este nombramiento?
—Si, para mí era inesperado, es un honor que no merezco, pero voy a intentar estar a la altura, y sobre todo comunicar lo que ha sido mi lucha en el toreo, lo mucho que debo al carácter que se forjó en aquella primera recepción del Bolsín. Lo más importante para poder ser torero y poder aguantar tantas vicisitudes como se presentan es precisamente ese carácter. Creo que es una lección que con el tiempo hay que agradecer.
¿Considera fundamental esa lección para el mundo del toreo?
—Mucho, porque allí vas siendo virgen en todo este mundo. No conoces las reacciones del público, no sabes cómo es competir...y te lo encuentras todo de golpe, sin que nadie te lo explique, y te das cuenta de que hay gente que ama el toro más que quien está en contacto con él, gente que lo defiende con tanta pasión o más que los profesionales, y Ciudad Rodrigo es un ejemplo de ello, un ejemplo para todo el mundo taurino, ya sea de España, de América o de cualquier otra parte.
¿Cómo se sintió al recibir esta invitación como pregonero, que le pillaba por sorpresa?
—Fue una gran sorpresa, reaccioné emocionado. En mi época de toreo no pude ir mucho a Ciudad Rodrigo porque toreaba mucho en América, pero siempre había algo ahí dentro de mí, un sentimiento hacia Ciudad Rodrigo, que es en primer lugar una ciudad preciosa, extraordinaria, con gente muy amable y muy aficionada, así que eso crea un vínculo que siempre está ahí. No pude negarme, me sentí halagado.
¿Esa pasión y amabilidad es la que espera percibir durante el pregón?
—Yo creo que si, que se recibirá con los brazos abiertos, sabiendo que detrás hay un profesional, una larga carrera, con todo lo que ello supone. Saben que su aplauso es lo que hace que yo haya llegado a torear tanto.
¿Qué cabe esperar de ese pregón?
—Quiero contar cosas que no se saben de mí, que no se publican en los periódicos, de mi día a día en mi carrera, anécdotas...
Hablamos pues de un pregón cercano, que hable de la persona que hay detrás de «El Niño de la Capea»...
—Así es, quiero que me conozcan, no hablar de si corté aquí las orejas, de si allí me dieron un trofeo o de si salí a hombros...Creo que eso ya lo saben. Voy a intentar transmitir todo lo demás, y que el toreo, a parte de no ser fácil, es un mundo milagroso.
¿Cómo vivirá el Carnaval?
—Me quedaré y participaré, aunque cuando hay un animal en el ruedo siempre hay un riesgo, y a uno le sale la vena de profesional, es decir, no lo disfruta tanto como los aficionados, pero creo que este será un año especial. Siempre me pone nervioso cualquier espectáculo taurino, porque me veo reflejado en el que está delante del toro, veo que ahí hay muchos sueños, muchas ilusiones, y eso te condiciona un poco. Quieres que todo salga bien, y es imposible que todo salga bien. Yo sufro con cualquier torero.
¿Qué mensaje daría a los participantes inmersos actualmente en las tientas del Bolsín Taurino?
—Que se emocionen, que el toreo es emoción pura. Si tú no te apasionas con el toreo no llegarás jamás al público. La lección más importante es ilusionarse con lo que uno hace.
¿Va mucho a Ciudad Rodrigo?
—Llevo muchos años seguidos yendo a Ciudad Rodrigo, voy a los espectáculos del Bolsín, los festivales... pero soy muy discreto.
A pesar de la discreción, muchos le reconocerán allí, como si tuviera una segunda familia...
—Si, bueno, cada vez menos, porque mis partidarios ya son muy mayores (ríe). Pero si, todavía tengo la suerte de que la gente me reconozca, y hay una cosa muy bonita, que es que me tratan siempre con mucha empatía.
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