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Lunes, 14 de abril 2025, 05:00
En la Salamanca rural, la Semana Santa cobra vida de una manera única. Cada municipio salmantino celebra esta festividad con un carácter propio, arraigado en siglos de historia y fervor religioso.
En localidades como Ciudad Rodrigo, La Alberca, Serradilla del Arroyo o Béjar, los propios vecinos encarnan a los personajes bíblicos en representaciones vivientes conmovedoras que transportan al espectador a los últimos días de la vida de Jesús. Estas escenificaciones, realizadas en las calles, plazas y atrios de las iglesias, son un reflejo de la devoción popular y del esfuerzo de las comunidades por preservar sus tradiciones.
Las empedradas calles de La Alberca se convierten en la Jerusalén de la Pasión, mientras que en Ciudad Rodrigo, el majestuoso recinto amurallado sirve de fondo para un drama que, desde hace más de dos décadas, conmueve a propios y extraños. En Béjar, la representación de la Sentencia de Jesús, con los penitentes que realizan su recorrido con el torso desnudo y en actitud de sacrificio, y con el Palacio Ducal como testigo, es uno de los momentos más sobrecogedores de la Semana Santa por su imagen impactante de devoción y entrega. O el Viacrucis Viviente en la Cuesta de la Romana en Candelario. Y Serradilla del Arroyo, donde su representación has ido declarada de Interés Turístico Regional, más de un centenar de vecinos recrean escenas memorables en las que el sentimiento tiene su mayor expresión en las afueras del pueblo, en la crucifixión en el Teso Santo.
Pero cada municipio de la provincia ofrece procesiones con un sello propio, donde la tradición y la fe se fusionan con el arte y la historia, como sucede en:
• Ciudad Rodrigo: su Semana Santa se caracteriza por el fervor de sus cofradías y la belleza de pasos como el del Cristo de la Expiración. La Procesión del Encuentro es una de las más emotivas.
• Alba de Tormes: la ciudad teresiana celebra con especial devoción la procesión del Santo Sepulcro y la de la Virgen de la Soledad, que recorren lugares emblemáticos vinculados a Santa Teresa de Jesús.
• Béjar: además de sus «empalaos», es destacable la Procesión del Silencio, donde el recogimiento y la sobriedad envuelven la noche bejarana en una atmósfera de solemnidad.
• La Alberca: con su procesión del Viacrucis, en la que destaca la imagen grotesca del «Juita» tirando del Ecce Homo.
• Peñaranda de Bracamonte: la Procesión del Encuentro y la del Santo Sepulcro son momentos cumbre de su Semana Santa, con una alta participación de fieles y visitantes.
• Ledesma: su Semana Santa se distingue por el desfile de antiguas tallas en sus procesiones, destacando la del Cristo de la Misericordia y la del Santo Entierro.
• Vitigudino: sobresale la Procesión del Encuentro y la del Santo Sepulcro, que recorren las calles con una puesta en escena emotiva y llena de devoción.
• Salamanca capital: y, sin entrar a desgranar sus pasos, no podemos dejar de mencionar la Semana Santa de Salamanca, epicentro y motor de este impulso y reconocimiento que Salamanca vive en torno a esta festividad. Cada año, miles de turistas llegan atraídos por la solemnidad de las procesiones, la belleza de las tallas centenarias, sus cofradías y la singularidad de las celebraciones. Lugares emblemáticos como el puente romano, el Patio de Escuelas o la Plaza Mayor se convierten en escenarios de momentos inolvidables.
Tras la intensidad de la Semana Santa, Salamanca se llena de vida con las celebraciones pascuales. El Domingo de Resurrección trae consigo emotivos encuentros, como el que tiene lugar en Peñaranda de Bracamonte, donde un niño vestido de Arcángel San Miguel anuncia a la Virgen la resurrección de Jesús, en un hermoso acto de alegría popular.
Más allá del carácter religioso, la Semana Santa en la provincia de Salamanca dinamiza su turismo de interior. Miles de visitantes llegan cada año atraídos por la belleza de las procesiones, la riqueza patrimonial de los municipios y la oferta gastronómica vinculada a esta festividad.
Porque si hay una festividad que define a Salamanca, es el Lunes de Aguas. Este día, las familias y amigos salen al campo para compartir el tradicional hornazo, un manjar salmantino que pone el broche de oro a estas fechas de fervor y celebración.
La Semana Santa en la provincia de Salamanca es un viaje en el tiempo, una experiencia sensorial donde la historia, la fe y la tradición se dan la mano. La combinación de fervor religioso, patrimonio histórico-artístico y una oferta gastronómica de calidad hacen de esta celebración una de las más relevantes del calendario cultural y turístico de Castilla y León.
Desde la Diputación de Salamanca se invita a vivir y sentir el latido de la Pasión en las tierras de Salamanca. Descárgate el programa en la página web.
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