El Santo Cristo regresa a su hogar y Monsagro comparte el último convite

Los mayordomos de las fiestas de Monsagro son de vital importancia durante los festejos en honor al Santo Cristo, desde el principio hasta el final. La devoción por el patrón se refleja en la alta participación e implicación de los vecinos, y sobre todo de los mayordomos, que, entre otras muchas cosas, hoy hicieron posible la habitual comida de fiestas del último día.

Una gran paellada para 300 comensales marcó los últimos coletazos de las actividades festivas, como es costumbre, en el frontón. Nadie quiso perderse el convite, y enseguida el centro de municipio se llenó de monsagreños esperando su turno para hacerse con un buen plato de paella de un vivo color azafrán.

La comida es parte de la recompensa por hacer posibles actos sublimes de gran belleza y tantos esfuerzos, y es que también ayer el Santo Cristo se paseó por Monsagro arropado por sus vecinos, el grupo de bailes y el tamborilero, durante la procesión de bajada del Cristo a la ermita, el hogar en el que reposa el resto del año hasta las próximas fiestas.

La mañana empezaba, sin embargo, muy temprano con un pasacalles y un desayuno también a cargo de los mayordomos. Después del banquete los más pequeños tuvieron ocasión de jugar en los castillos hinchables instalados en el multiusos, y los adultos de contemplar el espectáculo de canción española con María Mercedes.

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