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Martes, 24 de diciembre 2024, 17:12
Ante la falta de párrocos en algunos municipios, es cada vez más habitual que laicos lleven a cabo celebraciones de la palabra en ausencia de presbítero, es decir, un acto religioso que difiera de una eucaristía en varias partes de la liturgia, no hay consagración, pero sí se distribuyen las formas que han sido previamente consagradas por el párroco correspondiente. Rosa Aguilar, ejerce en estas celebraciones en la zona de Vitigudino desde hace un par de años.
¿Cómo empezó a realizar celebraciones de la palabra?
—Fue una propuesta que surgió que me hizo don Jesús, porque me había visto en las parroquias a las que acude el párroco Miguel Ángel y fue él quien me dijo que podía ser ministro de la palabra.
¿Cuál fue el siguiente paso para iniciarse como ministro?
—Entregué documentos de todos mis estudios y tuve una formación en la cual sigo actualmente para tener más conocimientos, más formación y más preparación, que no estoy exenta de saber más, al contrario, cuando más se aprende mejor entiendes cómo tienes que realizar tu función de celebradora: el estilo de Jesús, la actitud, la forma de hablar a la gente para que te entienda, cómo empatizar con ellos y dar con una forma sencilla y concreta para que entiendan la palabra de Dios.
¿Cómo recuerda la primera vez que fue celebrante?
—La hice en Vilvestre y fue un regalo para mí. A mí me gusta rezar, prepararme, hacer oración. No es ir allí y leer, es una forma de conectar y vivir a Dios con intensidad. Aquella primera vez estuve muy tranquila, centrada en mi labor y la gente cundo salí me dijeron que les había gustado mucho y yo lo vi como una forma de entenderme con las comunidades y vecinos.
Su labor es importante en pueblos pequeños para que las iglesias no queden vacías ¿no?
—Sí, es una manera de ayudar al párroco y me suele dar una media hora tiempo, que no hay que excederse (ríe).
¿Cómo es una celebración de la palabra?
—Pues leemos la palabra de Dios, con pausa, nada de ir corriendo. Explicar algunas ideas esenciales del evangelio, rezar el credo, el padre nuestro, la paz y la comunión. Por supuesto, también cantamos a la Virgen.
¿Hará alguna celebración en esta Navidad?
—No, estos días estoy en Valencia con la familia, pero hice la del pasado domingo en Barceo donde la Navidad fue el tema principal y lo enfoqué en el sí de María y la actitud de la Virgen cuando visitó a Santa Isabel: bienaventurada eres tú y quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor. Navidad tiene que ser algo especial en los cristianos, que no sea una época de consumismo, si no de oración, de entrega, de saber escuchar, de abrazar y de tender nuestra mano a las personas que lo puedan necesitar.
¿Está satisfecha con esta experiencia?
—Sí, desde luego, me llena, me hace feliz, me compromete más como persona y creyente. Eso sí, hay que tener un estilo propio y trabajárselo mucho, no es algo que se deba hacer a la ligera y con respeto a la labor del párroco también.
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