El rito para liberar a las almas

El Día de Todos los Santos se extendió a la noche como es tradición en la localidad serrana de Mogarraz, que a partir de las 20:00 horas celebró la Noche de las Almas Blancas, tal y como se la conoce a día de hoy. Esta Noche de las Almas o Noche de las Ánimas puso luz en la oscuridad del pueblo en el tramo que transcurre entre la imponente iglesia parroquial y la ermita del Humilladero, una estampa escalofriante reforzada por las velas que jalonaron el recorrido.

Los vecinos entonaron los cánticos típicos efectuando las paradas correspondientes en distintos puntos, guiados por el historiador e investigador serrano Antonio Cea, que una vez más puso voz a las plegarias. También repitieron como mozas de ánimas, encorsetadas en un riguroso luto, Rocío Hernández y Sagrario Sánchez, quienes encabezaron el periplo vecinal en forma de tenebrosas figuras portadoras de la esquila.

Aunque las previsiones atemorizaron a los mogarreños en los días previos, finalmente la celebración se desarrolló sin ninguna dificultad meteorológica. Entre las paradas de esta procesión para rogar por las almas en pena, destacó la que se realiza en torno a un grabado que ilustra a las mujeres de la esquila entre llamaradas de fuego, o mozas de ánimas, como se las suele denominar.

Los estribillos de las plegarias se repitieron entre los presentes como un mantra, suplicando por la liberación y el alivio de las ánimas guiadas por la tenue luz de un centenar de velas que bañaron el casco urbano de Mogarraz. Los presentes contuvieron la emoción durante un acontecimiento que recuerda a algunas de las procesiones de Semana Santa por su solemnidad y el juego sobrecogedor entre las sombras y las luces titilantes.

El entorno que envuelve a esta tradición está además salpicado de simbolismo y leyendas, desde el calavernario en el que se concentraban huesos y cráneos para su posterior ascensión al cielo, hasta los mitos que aluden a las mozas de ánimas, de los cuales hasta el propio Iker Jiménez se ha hecho eco en su incombustible y conocido programa de televisión.

Aunque se trata de una tradición serrana, tan solo Mogarraz celebra anualmente, en la noche del Día de Todos los Santos, una festividad tan inusitada como esta. Desde la Plaza del Solano, donde se eleva, desde la cual se eleva la iglesia y la campana que también protagoniza algunas de las leyendas, hasta el Humilladero, los cientos de retratos obra de Florencio Maíllo vigilan desde las fachadas serranas e imprimen un halo de ocultismo en el pueblo.

Más de un centenar de personas salió al encuentro de las mozas de ánimas en esta noche tan especial para los mogarreños, que finalizó con un chocolate acompañado de bizcochos una vez de vuelta a la Plaza del Solano, una forma perfecta de entrar en calor en una noche a la intemperie que se tornó gélida por la presencia de las almas que acuden a la llamada, y no tanto por las temperaturas. Mogarraz honró así por doble partida a sus difuntos, visitando el cementerio durante el día, como es costumbre en todo el territorio español, y rezando de noche, al estilo de la Sierra de Francia.

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