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Fuentes de Oñoro
Sábado, 18 de mayo 2024, 06:00
Puede que no sea tan célebre como el de la torre del reloj de Hill Valley que tantas veces se ha visto en «Regreso al Futuro», pero también se encuentra enclavado en una torre, y a sus espaldas arrastra 70 años de historia y de orgullo relojero. «A primeros de marzo de 1954 se acordó por el pleno del Ayuntamiento el encargo de la instalación de un reloj de torre al relojero de Salamanca Don Jesús Cascón por un coste de 35.000 pesetas: reloj, campana y veleta», destaca el Consistorio tras indagar en la historia del mismo.
Hace mucho tiempo que ya no suena desde lo alto de la torre de la plaza del municipio oñorense, y ahora descansa en manos de Javier Merino, el relojero que le devolverá a la vida muy pronto. Durante su funcionamiento este reloj ha ido dejando una estela de fama y sentimentalismo: «Vicente Rodríguez Fandiño, de aquí, se encargó de su mantenimiento», cuenta la delegada de Edificios Municipales, Teresa Herrero. Vicente no solo mimó este reloj, sino que destaca en la memoria del pueblo por haber sido también el responsable del reloj de la Puerta del Sol.
Cuando falleció, su hijo, que aunque no es relojero había aprendido inevitablemente sobre la materia, comenzó encargarse, cuando iba a Fuentes de Oñoro desde Madrid, de dar cuerda a este querido reloj que su padre mantuvo con vida. Ahora, «hacen falta reparaciones y hay piezas deterioradas», explica la edil. «La gente quiere que funcione», matiza.
El casco antiguo de Fuentes de Oñoro podría, en un futuro, volver a embriagarse del sonido de las campanadas, que sirvieron para marcar el recorrido de un encierro en una de esas ocasiones en las que el hijo de Vicente Rodríguez insuflaba un fugaz aliento al reloj, aunque fuera por unos pocos días.
Este reloj marcaba en sus tiempos el ritmo de las labores de campo para los vecinos oñorenses, y aunque posee una singularidad imperceptible para los neófitos, cuenta con un complejo mecanismo y una exquisita precisión que los escapes de clavijas o de reposo, y un mayor número de piezas, lo que entrañará todo un reto.
Por delante quedan arduas labores: limpieza de la torre, pintura, escalera, suelo, iluminación, elementos para la protección del reloj y mucho más, y es que todo es poco para que este mecanismo vuelva a marcar el ritmo de vida y divisar la comarca desde su torre, ya que, como detalla Antoni Ruiz i Engra en su obra «Paisaje de la Comarca de Ciudad Rodrigo, campanas y relojes públicos», «estos son relojes cuya distribución es altamente escasa en nuestro país».
El Consistorio sigue de cerca y con entusiasmo los pasos de la restauración de este vetusto habitante oñorense que ha sido bendecido con las mismas manos maestras que el de la Puerta del Sol, y aunque no sea tan ilustre, con el tiempo podría llegar a ser también el centro de atención durante las campanadas de Nochevieja en la frontera salmantina.
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