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Alba de Tormes
Jueves, 27 de marzo 2025, 14:05
El relicario que conserva el brazo izquierdo de Santa Teresa de Jesús, una de las reliquias más respetadas y veneradas, recupera su brillo original tras una profunda limpieza y reajuste de todos sus elementos con motivo de los trabajos del estudio científico del sepulcro, el cuerpo y las denominadas reliquias mayores, que comenzó el pasado mes de agosto en Alba de Tormes. Investigación que está en su última fase, antes de la veneración pública del cuerpo que se desarrollará del 11 al 25 de mayo.
Unos trabajos minuciosos que ha realizado el Padre Ricardo Plaza, carmelita descalzo y experto en conservación artística, en el convento de los Padres Carmelitas Descalzos de Toledo a lo largo de las últimas semana y que continuarán con la restauración de la reliquia que guarda el corazón.
La historia del relicario es tan fascinante como su belleza. Una pieza única que se ubicará de nuevo en la basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen de Alba de Tormes, en el camarín alto, para su veneración por parte de los peregrinos habituales.
En este sentido, con unas dimensiones de 63 x 33 x 15 cm, la pieza, elaborada en plata y cristal de roca tallado, es testimonio del arte religioso y de las vicisitudes que han acompañado a los restos de Santa Teresa desde su muerte en 1582.
Según los documentos históricos, el brazo izquierdo de la santa, que se lastimó tras caer por una escalera empujada por el demonio en San José de Ávila, no fue seccionado hasta 1585 por fray Gregorio Nacianceno durante el traslado del cuerpo a Ávila, quedando como reliquia mayor en la villa ducal. Un hecho histórico que ocurrió después de seccionar su mano izquierda en 1583 para enviarla al convento fundado en Lisboa. Desde entonces, esta reliquia mayor ha permanecido en Alba de Tormes, donde su destino se vio marcado por las acciones del V Duque de Alba y el Nuncio Papal.
Detalles de una pieza única y excepcional sin autoría reconocida
Tan preciada reliquia se conserva en un relicario de plata y cristal de roca tallado. El lugar preparado para su veneración se encuentra a través de una puerta abierta junto al retablo mayor de la iglesia, en el lado de la epístola.
El conjunto descansa sobre un basamento de planta cruciforme y gran desarrollo en altura, en los ángulos de los brazos de la cruz lleva cuatro palomas bicéfalas de bulto redondo con las alas abiertas, y en uno de los frentes una inscripción que recoge la prohibición hecha por el Papa Clemente IX (pontífice entre los años 1667 y 1669) de que se extrajeran reliquias del brazo. Una leyenda cuya grafía corresponde al siglo XIX y que posiblemente fue añadida durante la limpieza llevada a cabo en los relicarios del brazo y del corazón por un platero desplazado desde Salamanca en el año 1878, y cuyo coste ascendió a 1.500 reales, de los que 1.000 fueron aportados por el entonces Obispo de Salamanca Monseñor Narciso Martínez Izquierdo (18741 885). Aunque, también pudo ser grabada tras ser abierto por última vez el 30 de mayo del año 1880 para extraer un fragmento que el obispo de Salamanca Tomás Cámara y Castro (1885-1904) entregó a la Infanta Isabel de Borbón, cumpliendo así lo ordenado por el papa León XIII.
Organizado en altura con una sucesión de cuerpos donde alternan unos de perfil recto con otros curvos, unos cóncavos y otros convexos, destaca el conjunto por el fuerte movimiento que esa disposición genera, por la pureza de líneas, el perfecto modelado de la plata y la severa sobriedad que proporcionan las superficies completamente lisas. Sobre esta base, dispone un soporte prismático que reproduce, a menor escala, el perfil cruciforme del basamento, unidos ambos por medio de cuatro mensulones dispuestos en cada uno de los frentes.
El fanal está fijado al pie por medio de unas bridas de plata, está realizado en cristal de roca que en su superficie lleva talladas cabezas aladas de ángeles y una orla vegetal con un corazón transverberado en su interior. La teca también está recorrida por láminas de plata que en el caso de las dispuestas en los extremos se encuentran adornadas con un friso de cabezas aladas de querubines de las que cuelgan corazones con una estrella en su interior.
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