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Las grullas normalmente vuelan acompañadas trompeteando, es su reclamo y con el se comunican para viajar seguras. Asociación sylvestris
La razón por la que este año han llegado muchas menos grullas a Riolobos

La razón por la que este año han llegado muchas menos grullas a Riolobos

Los ornitólogos calculan que este año hay una población migrante de unos 500 ejemplares de esta especie en Salamanca, cuando otros inviernos han llegado a contarse más de 5.000

Domingo, 7 de enero 2024, 11:15

Las grullas han vuelto a la provincia de Salamanca y cada noche eligen preferentemente el azud de Riolobos y el embalse de Santa Teresa para dormir protegidas de los depredadores. Este año se calcula la presencia de alrededor de 500 ejemplares, frente a los 5.000 que habitualmente visitan la zona.

«Este año hay pocas porque no ha hecho frío hasta hace poco», detalla el ornitólogo Guillermo Hernández, de Aquila Naturaleza. «Este año han llegado en diciembre y la tendencia es a no bajar, porque ellas bajaban a España porque aquí el clima era suave en relación con Alemania, Polonia y Suecia, donde se congelaba todo y venían a alimentarse principalmente a las dehesas», explica a la vez que detalla que las aves que no han llegado es porque en su país no han tenido problema para alimentarse porque «cultivos que normalmente no crecían este año crecen», por lo tanto evitan recorrer los 3.000 kilómetros de distancia porque allí tienen lo suficiente para alimentarse. Esto hace prever que «probablemente en unos años desaparezca la migración de muchas aves o bajen infinitamente menos». El cambio climático influirá en estos fenómenos migratorios.

El origen de las grullas que llegan a España principalmente es del oeste de Europa. Algo que se conoce gracias al anillamiento de las aves.

En la provincia de Salamanca somos privilegiados, dos puntos para su avistamiento son el embalse de Santa Teresa, desde el pueblo de Salvatierra de Tormes y el azud de Riolobos. El mejor momento es el atardecer porque ellas van a dormir a ambas acumulaciones de agua. «A ellas les gusta dormir con los pies mojados para evitar ser comidas. Ellas de noche duermen y si entra un zorro, un lince o un oso, ellas notan el chapoteo y se van volando», relata Guillermo Hernández.

Hasta hace 15 o 20 años, las grullas venían en septiembre y se iban en marzo pero ahora «los grupos principales llegan en diciembre y se van en febrero o a finales de enero», calcula Guillermo. Lo que hace prever a los expertos que «de aquí a cinco años probablemente dejen de bajar y se queden en Alemania pasando el invierno, porque el clima está cambiando».

Guillermo Hernández, describe la llegada de las grullas como un verdadero «espectáculo». Cuando entran trompeteando, porque «ellas se comunican trompeteando, su reclamo es un trompeteo», incide.

Este fenómeno de la naturaleza es todo un privilegio que en Salamanca podemos disfrutar sin salir de la provincia.

Guillermo Hernández recomienda acudir a visitarlas con mucho respeto porque «las grullas son muy tímidas». No se debe entrar en el agua porque se asustan. Si esto sucede, «las grullas se quedan descansando alrededor del embalse y en el momento que sea de noche la gente se va y entran», detalla. Por ello este ornitólogo alerta de la importancia de observarlas en silencio sin abandonar el espacio de asfalto para evitar alterar la tranquilidad de estas aves. Uno de los mayores riesgos para ellas son los tendidos eléctricos y si es de noche y no ven pueden chocar contra los cables y morir electrocutadas.

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