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Ciudad Rodrigo
Domingo, 6 de octubre 2024, 20:03
La localidad mirobrigense demostró su espíritu auténticamente medieval al resistir con condiciones especialmente adversas la última jornada de la VII Feria Medieval “La Conjura de Ciudad Rodrigo”. La lluvia marcó la mañana y muchos de los puestos del mercado decidieron dar por finalizada la feria, especialmente los ubicados en la Plaza del Castillo. Sin embargo, la resiliencia de la asociación Rodericus hizo posible mantener las actividades, algunas de las cuales, como la exhibición de esgrima, se trasladaron al interior del castillo.
Lo mismo sucedió con el concierto medieval de la calle Rúa del Sol por la tarde, que estaba planificado en exterior, y finalmente tuvo lugar en el interior del establecimiento cuyas instalaciones de terraza pretendían acoger los sones celtas que hicieron bailar a un gran grupo de aficionados a la feria, un concierto que fue anunciado a voces por un personaje desaliñado que, inmerso en su papel, se sirvió de una bengala verde para atraer al público que deambulaba por las calles.
También el concierto de Astrolabio, en el Palacio de los Águila, se adaptó a la climatología, y trasladó a la agrupación bajo los soportales del patio, al igual que al público, al que sentó en sillas para asistir a una muy cómoda velada.
Aunque la Plaza del Castillo se vio desierta de puestos a lo largo de la tarde, el puesto de cetrería resistió hasta su exhibición y, aunque la lluvia no fue un problema, el cielo que se cernía sobre Ciudad Rodrigo mantuvo en alerta a todo el mundo, y la exhibición se desarrolló con agilidad para salvar cualquier imprevisto, a pesar de que los cuervos no tenían demasiada motivación para mostrar sus trucos dada la cantidad de migas de pan y hasta rebanadas que pudieron encontrar por el suelo.
La asociación Rodericus si decidió, sin embargo, suspender el esperado torneo de caballeros, la popular justa en la que las familias Garcilópez y Pacheco se enfrentan en los jardines de Bolonia, con las gradas ya listas para la acción, y es que, aunque no llovía, el suelo mojado impedía que los caballos pudieran galopar con seguridad.
Los distintos grupos de música y también de baile conectaron, desde la Plaza del Castillo y la Plaza Mayor, un adelantado cierre de la feria a modo de pasacalles desde este primer espacio hasta el segundo, para despedir por todo lo alto esta séptima edición que ha sido más rauda y veloz que el temporal.
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