Ciudad Rodrigo
Domingo, 15 de diciembre 2024, 07:40
La provincia salmantina es testigo de una historia de emigración y cambio, un legado palpable entre sus habitantes, en la cultura; un legado que ha trasformado incluso el modo de comunicarse. El Rebollar, una comarca con su propia lengua, es ejemplo de algunos de los mayores episodios migratorios del territorio español. Así, El Payo tiene el doble de hijos del pueblo, es decir, generaciones descendientes de payengos, viviendo en otros países, más de 600, mientras que la población que habita sus calles es inferior a 300. Otro ejemplo de este fenómeno es Peñaparda, también en El Rebollar, saluda desde la distancia a unos 600 descendientes, hijos de una vasta cultura popular y del pandero cuadrado, una vez más el doble que quienes habitan este municipio.
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También Olmedo de Camaces, municipio de El Abadengo, tiene casi el doble de población en el extranjero, resultado de una migración que nunca regresó a sus orígenes, y encontró en otros destinos su modo de vida, lugares en los que asentaron sus vidas y formaron una familia, aunque la raíces con el pueblo de sus progenitores y abuelos no se disipan fácilmente.
En la comarca de Ciudad Rodrigo, Agallas tiene auténticos sagallejos repartidos por el mundo, 152 según datos estadísticos. En la Sierra de Francia también hay aún vestigios de la migración, ecos de una década en la que muchos dejaron sus hogares, al igual que sucede en Mieza, Cerralbo y otros municipios que encabezan el listado de aquellos con más vecinos en el extranjero que en España.
Esta tónica se ha ido, con el paso del tiempo, invirtiendo, y cada vez son más los extranjeros que, sin tener ningún vínculo con la provincia salmantina, recogen el testigo de negocios, bares municipales y oportunidades de negocio, vivienda incluida, para aprovechar esa misma oportunidad que tiempo atrás los salmantinos buscaron, a menudo, en sus países de origen, como Argentina.
Los pueblos de la España Vaciada se benefician de este cambio en las tornas, ya que languidecen con el descenso de población, y la llegada de familias extranjeras jóvenes y con hijos marcan la diferencia a la hora de que sobrevivan servicios, escuelas rurales, comercios y, en general, el pueblo en cuestión que busca situarse en el mapa.
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Desde el otro lado del charco hay quienes han constituido clubes como el Club Villarino en La Habana, de cubanos en Villarino, una asociación con más de cien años de historia y vínculo entre Cuba y España, concretamente este municipio arribeño, con el que se niegan a cortar el hilo que les une. De hecho, Laureano Sendín, desde Cuba, es uno de los vecinos «a distancia» más conocidos en la localidad, en la que si residen sus primos, Carmen Francia y Juan Calvo, con el que mantienen contacto periódicamente, y al que todo el pueblo recibe de vez en cuando en los meses más señalados del año.
En municipios prósperos como Guijuelo la multiculturalidad es parte del día a día, especialmente cuando se trata de orígenes latinoamericanos. Las relaciones entre países se dejan ver también en Béjar, donde una comunidad paraguaya alcanza ya los 200 integrantes, muchos de ellos niños y adolescentes, impulsando actividades de ocio y culturales.
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Asimismo, Lagunilla, Cristóbal y El Cerro son ejemplos de pueblos en los que el crecimiento de la población en verano conlleva también un alto número de franceses que ocupan segundas residencias, segundas residencias que quizá, con el tiempo y la llegada de jubilación, se conviertan en la residencia principal, y es que España tiene algo que cautiva y embelesa irremediablemente, y a lo que ningún emigrante está dispuesto a renunciar.
De hecho, las nuevas generaciones aprovechan estos vínculos de sus antepasados para pedir la doble nacionalidad, algo que desde hace unos años es posible solicitando al Ayuntamiento la documentación relativa a tu árbol genealógico, información que revela que padres, abuelos o bisabuelos nacieron allí; a menudo parientes que no conocieron, y que gracias a esta labor descubren, sumergiéndose en la historia de su familia, en su propio pasado y, por lo tanto, en el del pueblo mismo. Francia se constituye como uno de los países en los que los salmantinos encontraron más fácilmente un modo de vida, aunque América es sin duda el continente con más movimiento, no porque muchos se fueron, sino porque son fuente de repoblación.
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