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La Gaceta
Jueves, 20 de junio 2024, 17:51
Aunque pudiera parecer que en cuestiones de semántica y toponimia está todo bien descrito y no existen incógnitas por despejar, nada más lejos de la realidad. Salamanca aún guarda nombres de lo más curiosos, especialmente en el ámbito de la toponimia rural, que siguen siendo toda una incógnita y que los investigadores -ya sean historiadores o filólogos- no han conseguido descifrar ni arrojar luz sobre su procedencia.
Uno de estos nombres aún por descubrir es Narros de Matalayegua, pues si bien su nombre principal, Narros, está demostrado que proviene de «Navarros (Nafarros)», dado que esa zona fue habitada en tiempos de la repoblación (siglos XII y XIII) por ciudadanos procedentes principalmente de Navarra, no ocurre lo mismo con el complemento de Matalayegua. Esta teoría es la más avalada por los historiadores y filólogos -el profesor Antonio Llorente Maldonado en su estudio de los topónimos salmantinos así lo avala; también el historiador Ramón Grande del Brío, autor de una monografía sobre esta localidad-.
Aun así, no faltan detractores. Hay otro grupo de investigadores que se atreve a señalar que el topónimo hace referencia al término preindoeuropeo «Nar-», que significa zarza, espino o mata. La primera parece tomar más cuerpo.
Pero, ¿qué ocurre con su complemento, Matalayegua? De su origen no se ha encontrado ninguna referencia, aunque hay teorías que se decantan por vincular este topónimo al hecho de que el pueblo estuviera situado en una zona escarpada, estrecha o de difícil acceso, por donde los animales que pasaran por allí pudieran despeñarse y caer, pero no es el caso, puesto que Narros de Matalayegua se encuentra ubicado en una zona llana.
Aunque sin desvelar la incógnita de su procedencia, el historiador y naturalista salmantino Ramón Grande del Brío subraya que el gentilicio Matalayegua «aparece también como Mátamelayegua en varios escritos de carácter oficial, redactados en plena Edad Moderna; así, por ejemplo, figura en un documento que está fechado en el año 1564, referente a un pleito y que se conserva en la Real Cancillería de Valladolid«.
Con la procedencia aún sin descifrar, de lo que no cabe duda es de que el término Matalayegua ha provocado y sigue provocando cierta mofa en las localidades próximas, aunque la alcaldesa, María Teresa Luis, lo niega y asegura que se trata de un «nombre muy asumido tanto por los vecinos como por los pueblos limítrofes».
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