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Vista aérea de las instalaciones de la mina de wolframio en Barruecopardo. D. SÁNCHEZ
El pueblo salmantino que fija empleo y población con la minería

El pueblo salmantino que fija empleo y población con la minería

La mina de wolframio cuenta con 204 trabajadores, el 80 % de ellos residentes en la zona y la comarca

D. SÁNCHEZ

Barruecopardo

Domingo, 9 de junio 2024, 18:37

A comienzos del siglo pasado, el viejo continente se contagió de una curiosa fiebre: la del wolframio o tungsteno, uno de los materiales que mejor aguantan el calor y cuya dureza sólo es superada por el diamante. Un elemento escaso en gran parte del mundo, pero muy presente en la provincia charra, en la mina que se situaba en Barruecopardo y por la cual suspiraba la Alemania Nazi, que reportó pingües beneficios a la mina salmantina, cuya explotación se cerró en 1982.

Habría que esperar hasta el año 2019 para que la empresa Saloro, controlada por el fondo de capital Oaktree, pusiera sus ojos en este parte de la provincia. «En 2016 nos pusimos manos a la obra para reconstruir la infraestructura y la planta», señala Álvaro Serrano, consejero delegado de la empresa, «y en 2019 es cuanto ya está la planta operativa, todos los viales, balsas y sistemas listos para empezar a explotar de nuevo».

Una mina que cuenta con 204 trabajadores directos, de los cuales el 80% reside en Barruecopardo (unos 130 trabajadores) o municipios aledaños de la comarca de Vitigudino, y un 98% del total de empleados son procedentes de toda la provincia de Salamanca. «Una implantación en un área así, alejada de núcleos industriales, tiene un impacto sustancial a la hora de fijar población, además de la riqueza indirecta que se produjo durante las obras: hoteles y alojamientos ocupados, restaurantes, comercios...», comenta Álvaro Serrano, que pone de manifiesto también los diferentes trabajos externalizados que se encargan a empresas que están dentro de esta misma comarca.

«Esto hace que haya muchas familias que se hayan instalado aquí, desde personal de baja hasta alta cualificación, tenemos 14 estudiantes de la Universidad de Salamanca o casos de personas que han venido de otras regiones de España hasta Barruecopardo», explica el CEO de la compañía. Destaca también que la mina cuenta con un 24% de mujeres dentro de su plantilla, incluyendo mandos intermedios, «mientras que en el sector la media es solo del 5%».

La mina y el Consistorio del municipio donde se asienta mantienen un convenio de colaboración que contempla una aportación económica anual a las arcas municipales por los terrenos en los que se sitúa. «Para el municipio es algo positivo», declara el alcalde Jesús María Ortíz, «no únicamente por los trabajadores del municipio y comarca. Obviamente el resto de los establecimientos de este entorno han notado la apertura de la mina». Para el alcalde es una forma de fijar población, uno de los problemas de las zona rurales «y también, por ejemplo, la mina da áridos, arena o zahorra para aquellos ayuntamientos que lo necesitan de forma gratuita, pagando únicamente el porte».

Mientras, esta mina de wolframio, la mayor de todas las que existen actualmente en territorio europeo, espera poder seguir la producción en cielo abierto al menos durante los próximos diez años: «Estamos en una tendencia del incremento del precio de los metales, una preocupación por las materias primas y ahí está esta mina», incide Serrano.

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