La Gaceta
Miércoles, 4 de diciembre 2024, 16:45
Los nombres de los pueblos tienen orígenes de lo más peculiares. Una de las claves en que esos nombres se consolidaran era el papel importante de la iglesia. Esta historia habla de cómo un obispo casi sin querer acabó 'bautizando' un municipio muy característico a escasos kilómetros de Salamanca.
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José Luis Puerto en su libro 'Leyendas de tradición oral en la provincia de Salamanca' recoge esta particular historia. «Se habla de que un obispo, no sé qué obispo, que venía a Topas no se si a confirmar o a que asuntos y, claro, como Topas está metido en un hoyo, porque vienes de por esa parte y no se ve, vienes de por aquí y apenas no se ve; por la carretera, sí, pero había muchos árboles y casi no se veía el pueblo, ¿sabes? Y el obispo decía:
-Pero ¿dónde está ese pueblo, este dichoso? -que era Villaflorida, se llamaba Villaflorida.
Y decía:
-¿Dónde está ese dichoso pueblo, que no lo topo?
Y, como no lo topo -dice- pues se quedó con Topas», explicaba en 2014 el vecino de Topas Simón Fernández Castaño.
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