La plaza de toros a la que el Carnaval de Ciudad Rodrigo «arrebató» la vida

Por irónico que parezca, Ciudad Rodrigo, la ciudad taurina por excelencia, carece de una plaza de toros, o al menos, de una a la que se le de uso como tal. «Ciudad Rodrigo concentra su actividad taurina en el Carnaval, en la Plaza Mayor», señala Pedro Martínez, el actual propietario de la única plaza de toros de la localidad mirobrigense, «abandonada» desde los años 80. Tan solo la Plaza Mayor y la plaza de tientas del Hotel Conde Rodrigo II acogen actividad de este tipo. Precisamente este es el motivo del que, con el tiempo, esta plaza haya caído en el olvido.

«Llevamos hablando con el Ayuntamiento de la posible compra de la plaza de toros desde el año pasado», asegura, y hoy mismo tendrán una nueva reunión para encauzar las negociaciones. «No teníamos ningún interés ni en venderla ni en conservarla, pero desde luego, si se le puede dar algún uso, será algo bueno para Ciudad Rodrigo», matiza.

Pedro vive en Madrid, pero acude prácticamente cada semana a Salamanca, ya que tiene negocios en la zona de la frontera. Además, se considera mirobrigense, ya que pasó allí su infancia. Precisar el año de construcción de la plaza se toros no le resulta sencillo, pero recuerda que se amplió cuando su padre la compró en el año 1977. «Se construyó en los años 60 o puede que antes», estima.

Tampoco recuerda el motivo: «No sé qué le llevó a comprar la plaza de toros, pero se movía mucho por esa zona de Salamanca». Su padre era Pedro Martínez, más conocido como Pedrés en el mundo del toreo, un torero y también ganadero. «Nosotros tenemos la finca entre Ituero y Espeja, y mi padre siempre ha estado vinculado al toro». Pedrés se retiró en el 1965, y toreó dos épocas, tal y como recuerda su hijo.

«Lo importante históricamente es el Carnaval, así que en la plaza se han hecho menos cosas. Pero recuerdo haber ido al bombero torero, a festivales en los que toreó mi padre, con Paco Camino, Diego Ostos...». Los últimos actos que dieron vida a esta plaza fueron a mediados y finales de la década de los 80, puede que los 90, según puede rememorar Pedro. «Desde entonces está en desuso».

También el caballista Juan Luis «Perita» estuvo durante mucho tiempo haciendo uso de esta plaza para entrenar a sus caballos. «Se ha quedado abandonada», aunque se han hecho algunas actuaciones de mantenimiento, ya que era habitual que entraran vándalos y se hicieran botellones. «Necesitaría un estudio de viabilidad; habría que hacer algo, pero se mantiene».

Los festivales se hacían en agosto, «y tampoco iba mucha gente», recalca, por lo que económicamente no resultaba provechosa. Sin embargo, Pedro puede visualizar otras muchas posibilidades para este espacio, como recinto ferial o para espectáculos. «Mi padre la dejó siempre para la final del Bolsín Taurino, durante muchísimos años, hasta que por los permisos y demás, no resultaba rentable seguirla empleando como plaza de toros». También está actividad acabó por mudarse a la plaza de tientas del Conde Rodrigo II. «Incluso cediéndola gratis, era costoso».

Así fue como, con el paso del tiempo, esta plaza desde la cual se puede contemplar la estampa de la Catedral de Santa María en el horizonte, inequívoca señal que emplaza al espectador en Ciudad Rodrigo, se fue convirtiendo en lo que es hoy: «Un solar con una plaza de toros».

Muy pronto podría ser el resurgir de esta plaza caída en el olvido, a la que el afamado Carnaval del Toro ha arrebatado las posibilidades de albergar festivales. Pedro atesora recuerdos de toda una vida en esta plaza, y fotografías en las que grandes figuras pisaron el albero que hace décadas sueña con recuperar el brío y todo su potencial.

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