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De Perú a Sancti Spíritus para crear un espacio único en la tierra de sus abuelos

MolinoLab, un espacio dedicado a la experimentación de varias disciplinas en el entorno rural, es la historia de regreso a sus orígenes de un joven emprendedor

D. Sánchez

Sancti Spíritus

Lunes, 27 de mayo 2024, 19:26

La pandemia que provocó el COVID cambió la vida de muchas personas. Pero, a su vez, presentó nuevas oportunidades, nuevos caminos que explorar. Uno de esos casos es el de Fernando Fernández, que residía en Lima, en Perú, y que tomó la iniciativa de trasladar su proyecto a la tierra de su abuelo.

«La idea de MolinoLab surgió en esa época, cuando mi compañera Salomé y yo nos vinimos desde América del Sur (ella estaba en Bogotá) hasta la finca que había sido de mi abuelo en Sancti Spíritus, un antiguo molino al que llamaban la fábrica de harinas», relata Fernando. Los primeros pasos se encaminaron a recuperar el lugar. «Mi abuelo había creado aquí un museo de la agricultura tradicional, pero llevaba más de 10 años cerrados, los tejados estaban en muy mal estado, etcétera».

Pero MolinoLab tiene su potencial no solo en la recuperación de un espacio deshabitado, sino en sus proyectos y concepto: un espacio de experimentación de varias disciplinas enclavado en el entorno rural salmantino. Desde ideas artísticas con utensilios en desuso, talleres de arte y danza o relacionados con el medio ambiente y las energías renovables o tecnológicas, tienen cabida en este espacio abierto a todos. «Cualquier persona puede venir y proponernos una actividad. Por ejemplo, una persona del pueblo que nos que nos comentó que le interesaba aprender a cultivar hongos en troncos de árboles. Y así es como, en enero del año pasado realizamos un taller, trajimos a una persona experta en el tema y a través de talleres aprendimos desarrollar esta idea en particular porque entraba dentro de El área de agro-ecología», detalla Fernando.

Una iniciativa que no entiende de límites ni de fronteras, ya que parte del equipo que conforma el núcleo de MolinoLab, hasta 78 personas, reside en diferentes lugares del globo terráqueo. «Tres estamos aquí en Sancti Spírutus, al final nuestro proyecto es descentralizado, aunque tengamos un sitio común, pero gracias a las nuevas formas de comunicación pues desarrollamos nuestros proyectos remotamente o telemáticamente. Trabajamos en coordinación desde distintos puntos».

Un rincón charro que durante estos días incluso ha acogido un proyecto europeo en el que han participado varios artistas llegados de Bélgica, Dinamarca, Rumania, Austria, Colombia y España, cuyo resultado final ha sido una actuación de danza, danza, las videoproyecciones, el arte digital e interactivo y la composición sonora musical que se desarrollo en las propias instalaciones de MolinoLab.

Los siguientes pasos se encaminan a más iniciativas que rompen con la imagen tradicional de los pueblos: «Estamos esperando la confirmación de un proyecto formativo con la plataforma Erasmus Plus y es posible que volvamos a hacer una nueva edición de las comunidades de arte y tecnología con la Universidad Carlos III de Madrid, con la que ya hemos colaborado otra otros años», avanza Fernando, que apunta que la clave está en aplicar la experiencia que han adquirido en sus años de trabajo por todo el mundo.

«Nosotros y nosotras en MolinoLab hemos traído el bagaje de toda nuestra vida. En mi caso, he realizado proyectos en el área tecnológica en zonas de Oriente Medio donde estuve trabajando casi 10 años; Salomé con su parte artística...», detalla Fernando que incide en la simbiosis necesaria que ha surgido con los habitantes de la localidad. «Nos enriqueceremos mutuamente, es super interesante poner en valor el conocimiento de las personas que viven aquí con aquellos que vienen de fuera y como pueden fluir nuevas ideas».

MolinoLab, a su vez, se convierte en una forma de paliar esa Salamanca despoblada. «Para nosotros es importante vivir en un lugar así, con aire limpio, estamos a 10 minutos de Ciudad Rodrigo, a menos de una hora de Salamanca. Si queremos ir al cine, al teatro o ver exposiciones podemos hacerlo. No echamos nada en falta», sentencia Fernando.

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