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El ritual del sacrificio del cerdo ha vuelto a reunir al pueblo de Peñarandilla en pleno invierno. La fiesta del mondongo ha sido la excusa que ha sacado de sus casas a los peñarandillanos.
Con el acompañamiento de licores y perronillas los vecinos de esta localidad participaron en el chamuscado del cochino. Así comenzó la retahíla de recuerdos que llevan a la memoria a tiempos pasados, en que las carnes del cerdo bien gestionadas y curadas servían para alimentar a familias numerosas durante todo el año.
En Peñarandilla además de poner en práctica estas habilidades manuales se disfruta de momentos en torno a la mesa, siempre con el sabor del cerdo entre los principales a degustar.
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