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Domingo, 11 de septiembre 2022, 22:07
Peñaranda vivió este domingo una jornada de devoción cristiana en torno a una de las imágenes más veneradas de la ciudad. Fue la fiesta del Santo Cristo de la Agonía de la Cofradía Vera Cruz -San Luís-. Todo comenzó con una eucaristía en la ermita de San Luis, celebrada por el párroco Lauren Sevillano Arroyo.
Los fieles llenaron el templo para poder disfrutar en todo su apogeo de una fiesta que durante dos años estuvo sometida a las restricciones impuestas por la pandemia. Por esa razón, desde 2019, las mayordomas eran Gema Campo Huerta y Mari Flor Alonso Romero. Ellas ocuparon un lugar preferente en el templo, al igual que mayordomos de otros años con sus varas en las que lucían un lazo blanco; además, ocuparon lugar de preferencia representantes de otras cofradías, así como las autoridades locales, con la alcaldesa Carmen Ávila y la concejala de la oposición Carmen Familiar, que compartiendo banco con el presidente de la Hermandad de Cofradías, Moisés Pérez.
La ceremonia estuvo enmarcada en un ambiente de solemnidad, cuidados detalles y gran decoración, sobre todo con el santo Cristo de la Agonía, engalanado con decenas de claveles.
Tan solo había un detalle que quedaba por atar. Al finalizar la eucaristía, se desconocía la voluntad de contar con mayordomos entrantes, en cuyo caso, la cofradía tomaría las varas.
Después de la misa se llevó a cabo la elegante procesión con el santo Cristo de la Agonía a hombros de personas fieles que lo hacían bailar al ritmo marcado por las dulzainas de Alborada que acompañaron durante este desfile hasta la plaza de la Constitución y vuelta a la ermita.
Llegados al lugar de costumbre, se obró el milagro y las palabras del párroco que había pedido que una pareja de cofrades se animase a ser mayordomos hicieron su efecto. “Hay mayordomos”, dijeron para alegría y grata sorpresa de los asistentes. Se detuvo la procesión. Se realizó el intercambio de varas, que desde entonces portaron Francisco Manjón Romero y Paula Romero Campo. El sacerdote pronunció unas palabras y como símbolo de alegría y varias personas se animaron a bailar unas jotas frente al Cristo. Posteriormente continuó la procesión hasta el templo, donde se realizó la entrada de la talla entre aplausos y vivas.
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