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Alberto Fuentes Casillas y su padre, Joaquín Fuentes, en el pequeño cine que tienen en la sede central de su empresa. J. H.
Pasión por acercar el séptimo arte a los pueblos: «Cuando tuve el cine de Guijuelo vino el vídeo y los bares ponían las películas pirata»

Pasión por acercar el séptimo arte a los pueblos: «Cuando tuve el cine de Guijuelo vino el vídeo y los bares ponían las películas pirata»

Joaquín Fuentes y su hijo Alberto Fuentes gestionan un modelo de negocio que nació en 1993 en Peñaranda de Bracamonte y que les permite tener en funcionamiento 15 salas de proyección en diferentes ciudades de España

Jorge Holguera Illera

Peñaranda de Bracamonte

Lunes, 3 de febrero 2025, 06:15

«Nací en un cine de verano en Piedralaves», cuenta Joaquín Fuentes. Allí comenzó la historia de esta «pasión por poner cine». «Pasión por poner cine en los pueblos, que es diferente», puntualiza este empresario cuyo modelo de negoció nació con el cine de Peñaranda de Bracamonte en el año 1993.

Su padre se dedicaba a «poner cine» y él le acompañaba. Joaquín Fuentes durante 20 años trabajó en un banco a la vez que paralelamente mantenía viva su labor con la proyección de películas. «Compaginaba el banco con poner cine en los cine club y en los colegios», detalla. En esa época se proyectaban películas de Manolo Escobar y «La muerte tenía un precio». Más o menos en la década de los 80. «Del 83 al 88 tuve el cine San José de Guijuelo», cuenta Joaquín Fuentes.

El cine Calderón de Peñaranda fue el punto de partida de una idea que se extendió por toda España. Joaquín Fuentes y su hijo Alberto Fuentes ofrecen películas semanalmente en 15 cines de toda España. «Desde Córdoba y Granada hasta Asturias», anota.

«Cuando empecé en Peñaranda poníamos el sábado dos sesiones, el domingo tres sesiones y el lunes dos sesiones más», destaca. «Esto hasta el 2008 o 2009 que empezó a bajar», lamenta.

Desde sus inicios, Joaquín Fuentes, ha vivido mucha evolución del cine y ha tenido que sortear muchas piedras en el camino. La evolución tecnológica les ha supuesto un rival pero también la salvación. «Si no hubiera sido por el cambio del analógico al digital en el 2010 hubiéramos tenido que cerrar, porque las películas nos las daban al mes o a los dos meses», cuenta Joaquín Fuentes. «Ni Peñaranda ni muchos pueblos podrían tener cine, igual que no se podrían rodar tantas películas», pone como ejemplo.

Los cines que mantienen con vida los Fuentes tienen características en común. «Están bastante lejos de las ciudades» y los locales «normalmente son del los ayuntamientos», detalla. «No tenemos más cines de Ayuntamiento porque ahora los secretarios ponen muchísimas pegas a la hora de contratar, salen a concurso y cogen a la empresa más barata porque hay pocas empresas que sólo se dediquen al mundo del cine», entonces suelen ganar empresas multidisciplinares. «Nuestra especialidad es porque llevamos toda la vida dedicándonos a esto», añade Joaquín Fuentes.

Además las localidades o las comarcas en las que sobreviven sus cines «mínimamente tienen que tener de 4.000 a 5.000 habitantes» y «tiene que estar el Ayuntamiento detrás, sino es totalmente inviable».

Se puede decir que Joaquín Fuentes y su hijo Alberto Fuentes luchan contra corriente . «Con mi padre tuvimos que dejar el cine por la televisión, cuando tuve el cine de Guijuelo vino el vídeo y los bares ponían las películas piratas», después llegó el DVD, más tarde el Internet y ahora «estamos luchando contra las plataformas», enumera Joaquín Fuentes.

«Ahora mismo van al cine las mujeres, los matrimonios y los niños con los abuelos a las películas que les interesan, antes iban a cualquier película». Esta es la percepción de Joaquín Fuentes compartida con estadísticas que dice que ha leído referentes al público que frecuenta este tipo de cines rurales.

«Antes, los domingos a las 17:30 menos de 120 chavales no iban, ahora en Peñaranda nunca llegan a juntarse 120 chavales», calcula Fuentes.

«En Peñaranda vivíamos de la comarca, pero ya casi no queda comarca», lamenta Fuentes.

«A pesar de los cines piratas, a pesar de los impuestos, de lo que se paga de autónomos y del IRPF, hemos conseguido mantener esta empresa y no debemos nada a nadie», asegura gratamente Joaquín Fuentes.

Fuentes en su despacho. J. H.

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