El entorno de Siega Verde es uno de los más recomendados para la observación. S. DORADO

Ahora o nunca: dónde ver las constelaciones, la vía láctea y las perseidas

Hoy se produce el fenómeno del año conocido como afelio, y pronto comenzarán a llover estrellas hasta el clímax de las Perseidas, que será el día 12 de agosto

S. Dorado

Ciudad Rodrigo

Viernes, 5 de julio 2024, 06:15

El calendario de citas con los astros salpicando el manto nocturno ya ha comenzado. Hoy día 5 de julio el verano de 2024 trae el primero de los eventos astronómicos, el afelio, que no es sino el día del año en el que La Tierra está a mayor distancia del Sol. Otro de los eventos, en este caso el más popular, son las Perseidas, en su máximo apogeo en la noche del 12 de agosto, aunque se podrán ver desde este mes de julio.

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El experto Óscar Martín Mesonero, presidente de la Organización Salmantina de la Aeronáutica y el Espacio, detalla el afelio y la luna nueva, primera cita con el mágico cielo veraniego. «Aunque haga calor, es el día en el que más lejos estamos», bromea. «Este es el mejor momento para salir a ver las estrellas; no hay luces que molesten». Este fenómeno es el opuesto al perihelio, a comienzos del mes de enero, cuando el planeta está más próximo al Sol. Durante el día de hoy La Tierra estará a 152.103.771 kilómetros del Sol. También se moverá más despacio, y es que la velocidad en su órbita varía en función de esto: cuanto más cerca, más deprisa se mueve. La temperatura de julio y la de enero parecen contradecirse con este fenómeno de afelio y parahelio, pero hay una explicación: el calor se debe a la inclinación del eje, de manera que el Sol incide de forma más directa y durante más tiempo en el hemisferio norte. Uno de los lugares que recomienza Martín Mesonero es el mirador astronómico de Alba de Tormes, que además cuenta con paneles informativos que contienen las constelaciones para ayudar a su identificación.

Las Perseidas, por otro lado, se sitúan entre finales de julio y mediados de agosto; estrellas fugaces que cruzan el firmamento sin ser realmente estrellas, sino fragmentos de polvo que cruzan la atmósfera y, al entrar en contacto con el oxígeno, entran en combustión provocando esa llamarada que arranca, siempre e inevitablemente, una exclamación de los observadores, que señalan al cielo y piden deseos. El nombre de Perseida se debe a que están dirigidas a la constelación de Perseo, que se podrá encontrar al este y al nordeste ya entrada la noche, debajo de Casiopea.

La pregunta que todos se hacen a menudo es por qué este fenómeno se produce regularmente en los mismos días del año. La explicación es la siguiente: el polvo, que se sitúa en una parte de la trayectoria de La Tierra alrededor del Sol, no es sino los restos de la cola de un cometa que en su momento pasó y dejó una estela en forma de nube de residuos. «La Tierra pasa siempre el mismo día por el mismo lugar», explica Domingo Benito, responsable de la coordinación técnica y la parte de educación en la ilustre asociación mirobrigense Astróbriga.

Este apasionado de la astronomía recuerda también que el verano es la mejor etapa para divisar astros y constelaciones. «Ahora es agradable, pero quienes somos aficionados a la astronomía tenemos que lidiar a menudo con el frío. No es lo mismo salir en noviembre que en julio». Y añade algunas recomendaciones para quienes deseen iniciarse en este apasionante mundo: «Más allá de buscar eventos espectaculares, lo maravilloso es salir a un lugar despejado, sin contaminación lumínica, y sencillamente mirar al cielo». También señala, aunque matiza que en este aspecto hay discrepancias, que es importante irse «con todo estudiado», es decir, informarse y consultar aquello que se va a ver, y prescindir, a ser posible, en plena era digital, de las app de móviles que, aunque pueden resultar muy prácticas, perjudican la observación. «Lo ponemos muy cerca de los ojos y tienen una luz muy invasiva que durante unos minutos nos impedirá ver bien. Nos alejamos de las farolas pero apuntamos al cielo con el móvil, y eso perturba nuestra retina».

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La tarea de salir a la caza de constelaciones es, asegura, «maravillosa». En Ciudad Rodrigo existen dos zonas idóneas para observar el cielo nocturno: una de ellas es la Ermita, desde la cual se puede divisar Ciudad Rodrigo, ya que está próxima, y aunque hay una ligera contaminación lumínica, «en general la observación es muy buena». Este es uno de los emplazamientos más «a mano», y al cual Astróbriga ha acudido en varias ocasiones, incluso empleando telescopio. Para quien busca más oscuridad, el mirador de Siega Verde es, por unanimidad, el lugar idóneo. «Es de los mejores de la zona». También la Sierra de Francia comprende una de las zonas más aptas para esta afición.

Las constelaciones y sus maravillas despliegan todo su encanto durante el verano, y también la Luna, aunque la luz que refleja impide la visibilidad, por lo que se aconseja disfrutar de la Luna Creciente y de la Luna Llena (que oculta las estrellas), para, con los días de Luna Menguante y Luna Nueva, descubrir las constelaciones estivales en todo su esplendor.

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