La nueva apuesta de los jóvenes salmantinos para disfrutar de las fiestas de los pueblos

Con el mes de julio en pleno apogeo, la provincia se llena de actividades y las fiestas de los pueblos son la principal excusa para moverse por las tierras de Salamanca. Se mueven personas de todas las edades, pero son los jóvenes los que más lo hacen porque giran de un pueblo a otro en función de la propuesta festiva que haya en cada momento.

Este incremento de movimiento conlleva otros condicionantes añadidos, como es el riesgo en la carretera, sobre todo por parte de personas que no cumplen con ciertas normativas a la hora de coger el volante. Por eso, cada vez más se está dando la tendencia de que grupos de amigos, los jóvenes de un mismo pueblo o peñas contratan servicios de autobús para acudir de fiesta en fiesta. Ahora es más un servicio privado ya que los ayuntamientos o mancomunidades dejaron de prestar este tipo de opciones antes de la pandemia. En la memoria de todos está el Búho serrano, que funcionó por pueblos de la Sierra de Francia con una notable acogida hace ya tres lustros, o los autobuses que contrataba el Ayuntamiento de Candelario en las fiestas de Santa Ana para evitar el colapso del pueblo. Salían desde Béjar de forma permanente y dejaban a los jóvenes en el acceso a Candelario, lo que evitaba la subida de muchos coches y, con ello, los consabidos problemas para aparcar.

El último servicio municipal de este tipo funcionó en 2018 entre Guijuelo y Campillo de Salvatierra para facilitar la visita a las fiestas de la Virgen del Carmen y evitar también problemas de aparcamiento, además de mejorar la seguridad retirando coches de la carretera.

«En Candelario se sigue trabajando igual que siempre, es un recorrido corto, no es caro y la gente lo coge aunque haya que esperar cola. En los pueblos lo que veo que se hace, que antes no se hacía, es ponerse en contacto gente, hacen grupos y se juntan para ir a la fiesta en autobuses», señala Javier Valencia, taxista en Béjar.

En la misma línea, Ángel Mesón señala que «se juntan grupos y van a los pueblos, como Santa María del Berrocal o Campillo».

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