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Lunes, 5 de abril 2021, 10:55
La cobertura de la telefonía móvil en Salamanca es muy amplia según recogen los informes oficiales. El 3G llega al 99,1% de la población, mientras que el 4G ha acortado distancias y ya lo disfrutan el 98,6%. Sin embargo, en algunos municipios el teléfono que realmente sigue siendo útil es el fijo. Mientras que en la mayoría de las casas ha desaparecido este artilugio, en 16 localidades de la provincia resulta esencial porque el móvil no funciona o lo hace con muchos problemas.
“Algunos tienen que coger el coche y alejarse dos kilómetros del pueblo para poder hablar”, asegura Cristina Sapo, que regenta un mesón en Zamayón, la localidad de Salamanca con menor cobertura según el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Cristina recuerda que hace unos años la señal iba mejor, pero ahora “la mitad de los días hay problemas”. De hecho, las dificultades se concentran en el casco urbano, mientras que el campo la cobertura aumenta y se puede hablar con cierta normalidad. En su caso, las limitaciones tecnológicas obligan a trabajar al más puro estilo del siglo XX. “Las reservas solo se pueden hacer llamando al fijo”, afirma. La opción de habilitar una web para que los clientes puedan realizar la reserva, también está descartada. “Yo tengo contratado internet, pero no funciona correctamente buena parte de los días, así que no me arriesgo a perder trabajo con una web”, subraya.
La situación en El Manzano tampoco resulta muy optimista. En este pueblo la cobertura del teléfono móvil también brilla por su ausencia en buena parte del casco urbano, aunque al menos han encontrado una solución: antenas particulares para amplificar la señal que reciben los móviles. “Muchos vecinos han tenido que comprarla, incluida yo, para poder hablar”, explica la alcaldesa, María del Carmen Ruano. Una inversión que cualquier otro ciudadano no tiene que hacer y que permite a los habitantes de este pequeño pueblo recibir llamadas cerca de sus casas. “Probablemente no tengan un alcance más allá de 200 metros, pero estás tan desesperada que al menos te sirve. A los ganaderos los ves subiendo de peña en peña buscando cobertura”, afirma la alcaldesa.
La soledad tecnológica con la que han de convivir se traslada incluso a la telefonía fija, ya que la torreta que da servicio está obsoleta, y con las dificultades para acceder a internet. “Aquí únicamente llega por ondas de radio, pero de los 30 megas que tienes contratado, apenas recibes uno”, denuncia María del Carmen. Su situación ha sido puesta en conocimiento del Defensor del Pueblo, y están a la espera de una solución que, a lo mejor, podría llegar en verano. “Estaba previsto el despliegue de fibra óptica en 2019, pero se ha retrasado, sobre todo con la pandemia. Ahora nos han dicho que llegará en agosto”, apunta con cierto escepticismo.
“Aquí la gente se llama a los fijos. Si no te lo cogen, puedes llamar al móvil que como no está en casa, va a tener cobertura”, afirma Carmen Martín, vecina de Villar de Samaniego. Ella y su marido hace muchos años que compraron su primer móvil y la señal no ha mejorado desde entonces. “Los problemas vienen de lejos. En el casco urbano la cobertura es mínima, aunque al menos en el campo va mejor. Aquí para hablar sin cortes hay que irse junto al Ayuntamiento o a donde está la antena”, señala Carmen. Con tantas limitaciones, la utilidad del móvil disminuye. “Siempre tienes la duda de que, en caso de urgencia, el teléfono pueda funcionar”, asegura la vecina, que también critica la falta de internet de calidad. “Ya es habitual ver a la secretaría marcharse tarde del Ayuntamiento porque no va bien la conexión y las gestiones se eternizan”, remarca.
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