Multitudinaria fiesta del Cristo de Hornillos hasta con lluvia

El último domingo de octubre, personas de Arabayona de Mógica y de otros muchos lugares se reunieron para honrar al Santísimo Cristo de Hornillos en su ermita. La lluvia no evitó la asistencia y participación de cientos de fieles pero si motivó el que finalmente no pudieran salir en procesión la Virgen del rosario y el Cristo de la iglesia.

Arabayona se convirtió de nuevo este domingo en el santuario por excelencia del noreste de la provincia gracias a la gran devoción que sigue vigente por el Santísimo Cristo de Hornillos. La ermita que en su día fuera iglesia del antiguo convento de los monjes Basilios reunió a personas sobre todo de Arabayona de Mógica pero también de otras localidades cercanas y otras más lejanas.

Pasada media hora del mediodía llegaron al templo las autoridades locales, en compañía del diputado de zona, Juan Carlos Zaballos y encabezados por el grupo de danzas de paleo infantil de Aldeatejada y el tamborilero Arturo Mayalde. Enseguida comenzó la santa misa presidida por el actual párroco, José Miguel González, delegado diocesano de Misiones y arcipreste de Peñaranda - Calvarrasa - Las Villas.

La ceremonia estuvo cargada de la emoción propia de una tradición que repetida desde hace siglos trae a la memoria de los participantes momentos del pasado que quedaron atrás y quizá personas y seres queridos con los que no se podrán volver a compartir. Se contó con la participación del coro parroquial y con el acompañamiento musical en momentos puntuales del tamborilero Arturo Mayalde, que desde lo alto de la tribuna trasera hizo sonar sus instrumentos charros.

Al finalizar la parte religiosa el párroco informó que no habría procesión por la lluvia y que se trasladaría al día siguiente. Los jóvenes miembros del grupo de paleos de Aldeatejada se situaron en la puerta del templo donde hicieron sonar los palos al son marcado por el tamborilero. Después y bajo la lluvia, cada vez más fuerte, pusieron en escena uno de sus ensayados bailes, hasta que la lluvia hizo imposible continuar a la intemperie. Por suerte, los bailes pudieron continuar al refugio del pabellón multiusos techado, donde se congregaron los asistentes y pudieron disfrutar de esta actuación, además de la compañía de sus seres queridos, vecinos y amigos mientras quienes lo deseaban disfrutaban del vermut, refrescos y pinchos.

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