Ciudad Rodrigo
Viernes, 10 de noviembre 2023, 17:14
Hay muchos aspectos del Carnaval del Toro que pasan de puntillas por delante del público y los mirobrigenses en general. Las monjas de clausura del convento de las Carmelitas viven la Fiesta Grande de Ciudad Rodrigo a su manera, aunque siempre desde la introspección y la vida contemplativa. Son ellas, de hecho, las encargadas de confeccionar las bandas que la reina y las damas del Carnaval lucen con donosura durante los días de fiesta en los actos públicos.
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«Siempre hemos hecho nosotras las bandas del Carnaval», señala la madre superiora o madre priora, María Electa de Cristo Rey. Aún no han comenzado las labores, pero es un trabajo en el que ya son todas unas expertas, y que hacen con habilidad. «Se hace a máquina, es muy rápido, y siempre se sigue el mismo diseño», afirma. Lo que si han notado es que el número de bandas se ha reducido notablemente. «Antes había más damas», recuerda.
Pero no solo eso: las religiosas son las responsables a menudo de confeccionar las vestimentas de las cofradías, de cara sobre todo a la Semana Santa. También elaboran los estandartes de la Borriquilla. «Con nosotras empezó la procesión de la Borriquilla, la vestimenta de los niños...». En este caso las capas, capuchas, banderines y estandartes resultan más laboriosos, así como las casullas para los sacerdotes y bordados de manteles que se utilizan en las iglesias para las liturgias. «Hacemos todo tipo de bordados». Entre ellos, juegos de cama para matrimonios. «Ahora mismo una hermana está bordando tres juegos de cama».
El sustento de estas monjas de clausura se basa en gran medida, como es tradicional, en la repostería y otros productos: empanadas, dulces, brazo de gitano y otros. Actualmente hay 14 religiosas en este convento mirobrigense, que cada Carnaval del Toro hacen posible que la corte de honor luzca sus mejores galas con el distintivo que nunca puede faltar.
La temática carnavalera se extiende además a la repostería, y es que las siluetas de los dulces se contagian del ambiente festivo, traspasando hasta los muros de este convento: «En Carnaval hacemos dulces con forma de toro y de campana, por ejemplo», indica la superiora.
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La destreza de las religiosas, dedicadas en cuerpo y alma a sus tareas y al servicio divino, llega a oídos de otras localidades. «Actualmente estamos elaborando pantalones de un encargo de Aranda de Duero, de una empresa». Sirviéndose de patrones y de los materiales que les envían, se ponen manos a la obra y combinan estos oficios de artesanía con sus vocaciones.
Todo ello después de una larga pandemia que paró en seco la elaboración de bandas, estandartes y mucho más, y de hecho, la parroquia de San Andrés centró su campaña solidaria en la Navidad del año pasado a ayudar a esta congregación reuniendo comestibles no perecederos, además de artículos de higiene y productos de limpieza.
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