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Una vez más la festividad de Todos los Santos viene acompañada por una de las celebraciones más ilustres de la Sierra de Francia. El turístico municipio de Mogarraz, sirviéndose del inusitado y estremecedor encanto que le confiere la belleza de sus calles y viviendas serranas, desde cuyas paredes vigilan los retratos de los difuntos, ha celebrado este martes la Noche de las Almas Blancas.
En esta atípica y curiosa fiesta que recuerda a los pasos nocturnos de Semana Santa, las dos mozas de ánimas, encarnadas por Rocío Hernández y Sagrario Sánchez , en forma de oscuras siluetas, encabezan una procesión vecinal desde la ermita del Humilladero hasta la Plaza Mayor, durante la cual los asistentes acompañan el ceremonioso paso pintando un mar de velas en la más absoluta oscuridad de la noche.
Esta celebración, que llama la atención de turistas y visitantes, está marcada por un escalofriante silencio a través del cual tan solo se abre paso la voz de Antonio Cea, historiador serrano que entona las tradicionales plegarias en forma de cánticos hasta el lugar de destino.
Las cientos de velas sirvieron así para alumbrar y guiar a las almas atrapadas en el purgatorio, origen de esta inusitada celebración en la que también las velas iluminan el trayecto, depositadas en puntos estratégicos, y envolviendo a Mogarraz con un tono anaranjado.
Rocío Hernández se estrenó como moza de ánimas el año pasado sustituyendo a una de las veteranas. Magdalena Maíllo, la más experimentada, también abandonó su puesto, por motivos de edad y salud, para dejar paso a Sagrario Sánchez, que ayer debutó cumpliendo con la tradición familiar, ya que su abuela fue moza de ánimas en los tiempos en los que esta figura se echaba a las calles a diario.
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