

Secciones
Destacamos
Béjar
Domingo, 25 de febrero 2024, 12:44
Arropado por su familia, Modesto Blázquez celebró este sábado su primer centenario en una jornada muy especial en la que los recuerdos viajaron por su cabeza como si los hubiera vivido segundos antes.
Fue en la residencia «El Buen Pastor», donde reside desde hace 13 años, y hasta allí se trasladaron sus hijos y nietos para acompañarle en el homenaje de la directiva de la residencia y la concejala de Servicios Sociales, Maite Cascón.
Nació en Montemayor del Río donde trabajó como banastero, pero la llegada de plástico dio al traste con gran parte de la producción procedente del castaño. «Éramos 60 banasteros y quedaron tan sólo 15» explica . Con 20 años, se trasladó a Béjar para trabajar en el sector textil en la fábrica de Luis Izard Gosálvez. Allí estuvo cuatro años y, después, se incorporó en la fábrica de García y Cascón, en la filiar Transa, como encargado de almacén de accesorios durante 30 años. Explica que la llegada de productos de Marruecos y China acabó con muchas fabricas en Béjar que no pudieron luchar contra la diferencia de costes y precios y se produjeron muchos despidos, entre ellos el suyo. Se ocupó después de la administración del economato de una industria textil hasta que se jubiló.
Se casó con María Dolores Bueno, que falleció en 2021 con 93 años y tuvo cuatro hijos: Juan , Mari Carmen, María Victoria y Ana. Después, llegaron sus 7 nietos y tres bisnietos y asegura que el truco para llegar a los 100 años es «dejarlos pasar».
Entre sus aficiones, destaca la lectura y la pintura gracias a la que intervino en la conservación del retablo de la iglesia de su pueblo. Explica que se ofreció al párroco para pintar los cuadros del retablo deteriorados pero no obtuvo respuesta en dos años. Tiempo después, pintó un cuadro a modo de muestra para demostrar su habilidad con el pincel y gustó tanto que pintó 20 más para ese retablo.
También fue y es un gran defensor de las tradiciones de Montemayor del Río y de Béjar. En su localidad natal, ha participado hasta hace tres años en la marcha que los vecinos realizan hasta la Peña Almirez en la tarde de Nochebuena para hacer sonar los campanillos, que son unas caracolas de grandes dimensiones. Además, puede presumir de haberse vestido en ocho ocasiones como Hombre de Musgo para participar en la procesión del Corpus de Béjar y, también, en otras ediciones y actos solemnes como alguacilillo y macero.
Guarda con tristeza en su memoria cuando en la Guerra Civil le obligaron a separarse de su madre, que quedó en el pueblo. Fue enviado a Madrid con su hermana, pero también les separaron en distintos colegios aunque en el 39, tras la contienda, regresaron a Montemayor del Río y volvieron a estar juntos.
Y así repasó ayer su vida Modesto Blázquez que no pierde su sonrisa y se despide de la entrevista hablando en catalán, prueba de que su memoria sigue intacta y llena de recuerdos.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.