El marrano de San Antón se despide en La Alberca

Son tiempos de gloria para La Alberca, y se nota. La celebración de San Antón atrajo a más de mil personas de toda la provincia, de toda Castilla y León y hasta de toda España. La Plaza Mayor, áun engalanada con la iluminación de Ferrero Rocher, recibió a los visitantes al son de la gaita y el tamboril, animando a los bailes charros mientras comenzaban los preparativos de los convites y las papeletas para la rifa del marrano recorrían los aledaños en busca de compradores, y columpios de madera entretenían a los más pequeños en los soportales.

No fue hasta las 12:30 horas cuando comenzó la misa de San Antón, precedida antes de un ligero periplo alrededor de la iglesia, encabezado por estandartes y varas de mayordomos. Para entonces el marrano ya había hecho aparición seduciendo a las cámaras y acaparando caricias, perseguido por los adultos en la plaza, y tan solo por los niños más curiosos una vez decidió darse un paseo por la Plaza de la Iglesia, y hasta tumbarse a retozar, una de sus principales aficiones a parte de comer.

Llegado el momento de las bendiciones, perros sin raza y con raza, como yorkshires, un cachorro de pastor alemán, un border collie y un weimaraner de pelo largo, además de un burro, recibieron las bendiciones del párroco, Alfredo Fernández, en las cuales también se coló el marrano, al que no dudó en bendecir.

Opíparos convites a base de chichas, patatas meneás con torreznos, costilla y panceta amenizaron una breve espera en una abarrotada Plaza Mayor antes de la rifa y el pregón, protagonizados por Miguel Vicente, presidente de Pyfano, Suso de la Nava, director de cine, y hasta los niños del Aula Hospitalaria Infantil de Salamanca participantes en «Burujú, el último unicornio». «Ojalá desapareciéramos, no fuéramos necesarios», proclamó el presidente de Pyfano durante su discurso desde los balcones de la Casa Consistorial. «Tenemos que dar visibilidad a las aulas hospitalarias infantiles», declaró por su parte Suso de la Nava. «Hay que mostrar los problemas diarios de este tipo de aulas».

También el alcalde albercano, Miguel Ángel Luengo, y la teniente de alcalde, Soledad Ruiz, intervinieron durante el pregón, ataviados, como es costumbre, con los ropajes tradicionales de matanza. Aunque el agraciado ganador de la rifa del marrano no estaba presente, si lo estaban los afortunados de uno de los restantes lotes a sortear, en concreto unos turistas procedentes de León que, emocionados, recogieron su premio: «Ya habíamos venido, pero no a esta fiesta. Compramos muchas papeletas; es por una buena causa».

El ganador del lote estrella, el marrano de San Antón, fue el 4023. En cuanto a los demás lotes, el 5378 se llevó la paleta, el 1400 se llevó el primer lote de ibéricos, y el 3414 obtuvo el segundo lote de ibéricos de esta edición de la rifa.

Las mascotas, muy presentes:

Más de quince años llevan Rufino Mejías y Toñi Pinto, dos sevillanos entre los cientos de turistas que ayer daban ambiente a La Alberca, acudiendo a este festejo, desde hace once años con su inseparable amiga, su perra de nombre «Gitana». Aunque no tienen familia ni vínculos con la localidad, acuden sin falta. «Nos gusta mucho venir aquí, desde antes de que se pusiera de moda, es muy bonito».

Pedro Maíllo tampoco falta nunca a la bendición de San Antón, y su presencia ya es característica, y es que acude con su burro «Braulio», de once años de edad. «Vengo desde que era pequeño, no falto ningún año». Su compañero de mirada afable roba cierto protagonismo al marrano «Antón», y es que las cámara le adora.

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