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Racha junto a un motor de un Citroen 11 Ligero que le han encargado reparar. J.H.
Las manos salmantinas que cuidan de los motores de los coches clásicos: «Los de ahora son de usar y tirar»

Las manos salmantinas que cuidan de los motores de los coches clásicos: «Los de ahora son de usar y tirar»

El mecánico Romualdo Carpintero García, más conocido como Racha, a sus 82 años, sigue al pie del cañón en su taller de Huerta, donde a diario se encarga de reparar motores de coches clásicos entre los cuales destacan los Hispano Suiza o Rolls Royce, entre otras joyas

Domingo, 2 de marzo 2025, 21:21

«Los coches antes se hacían para durar, ahora son de usar y tirar», asegura Romualdo Carpintero García, un mecánico que sigue en activo a sus 82 años de edad. Este vecino de Huerta, más conocido como Racha, nació en 1942 en la localidad leonesa de Valencia de don Juan. Llegó a la provincia de Salamanca porque fue destinado a Ingenieros para cumplir con el servicio militar.

Después, a través de unos familiares que vivían en Huerta conoció al antiguo mecánico que se dedicaba a reparar motores de riego en esta localidad. «Me licencié a finales del 65 y desde el 22 de enero de 1966 llevo aquí», detalla sin tener que recurrir a agendas para recordar las fechas exactas. Antes, en León trabajó un tiempo en una fábrica de motores de riego.

Racha es muy conocido entre los coleccionistas y aficionados al mundo de los coches clásicos. Es de los pocos mecánicos que se atreven a desmontar y volver a montar motores en vehículos como el Hispano Suiza, Rolls-Royce y otras marcas muy codiciadas por los amantes de los clásicos.

«Las cosas que están haciendo ahora no es porque sean muy buenas, debe ser porque son muy baratas, no tienes más que ver lo que fallan, sobre todo la electrónica», anota Racha a la vez que delega esta tarea a su hijo Raúl Carpintero, que también se atreve con los vehículos de antes.

«Ahora tengo para reparar cuatro o cinco motores», dice este mecánico de Huerta. Cuenta que suele trabajar con un coche en el taller solamente porque «son para largo y tendido», anota. «Solo para localizar las piezas a veces te vuelves loco y muchas hay que hacerlas porque ya no existen, entonces nos valemos de tornos y fresas para rematar», dice.

En sus inicios se planteó dedicarse a la fotografía. «Cuando empecé con 14 o 15 años me gustaba la fotografía, tenía una cámara que se llamaba Nera, era una auténtica caja oscura», recuerda. «Finalmente me decidí por los tornillos, me apasionaba reparar, cuando mi padre me compraba un juguete lo desarmaba para ver cómo funcionaba aquello».

Racha observa el motor que él mismo montó en un coche clásico.

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