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Sábado, 8 de mayo 2021, 21:30
El agua es, sin duda, el principal protagonista de la ruta de las fábricas textiles de Béjar, un itinerario turístico que nació al principio del siglo XXI aprovechando el trazado del colector de aguas residuales que se trazó paralelo al río Cuerpo de Hombre.
El río no se pierde de vista en ningún momento del recorrido, como tampoco se dejan de descubrir los vestigios del esplendoroso pasado textil de la ciudad: fábricas, chimeneas, puentes, pesqueras, canales o minicentrales se suceden a lo largo del trayecto poniendo de manifiesto la importancia de este trazado, que es sencillo de recorrer y donde se unen la riqueza natural de Béjar con la diversidad patrimonial. Y es que las fábricas se instalaron en el cauce del río para aprovechar el agua, tanto para su uso en el proceso textil como para producir energía.
Se trata de una ruta lineal con un recorrido de ida y vuelta de 4 kilómetros y una hora y media para hacerlo en total. El acceso oficial está marcado desde el punto kilométrico 1 de la carretera SA-220 (Béjar-Ciudad Rodrigo).
Tiene puntos de difícil accesibilidad para carros o sillas, pero se trata de una ruta fácil de realizar. Hay carteles cada ciertos tramos indicando qué puede encontrarse en cada zona. Los elementos más destacados son la antigua fábrica de Luis Izard Muñoz, del siglo XIX y la antigua fábrica de Leandro Téllez, del siglo XX, aunque fue fundada con anterioridad. En el recorrido se encuentra también la fábrica de Pablos Farrás Faus, de 1943, y una de las pocas en funcionamiento. Más abajo se localiza también el Museo Textil, ubicado en la antigua industria de Serafín Gilart Fité, donde ya existía a mediados del XVIII un batán del Duque de Béjar.
Uno de los pasos más llamativos se produce bajo el puente gótico de San Albín, el más antiguo de Béjar. Junto a él, la fábrica de Hilaturas Béjar, del siglo XIX y cerrada ya en el XXI. También se pasará por la antigua fábrica de La Industrial Bejarana o La Estambrera y junto a las instalaciones de la antigua García y Cascón, uno de los complejos más grandes de Béjar, donde destacan dos de sus chimeneas.
Una ruta cargada de historia, aunque sin olvidar la diversidad natural de Béjar y el arrullo del agua, el elemento indispensable en todo el recorrido.
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