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Un vecino, este lunes en la Plaza Mayor de Navamorales. TEL
Los pueblos salmantinos donde sí quieren que vaya gente

Los pueblos salmantinos donde sí quieren que vaya gente

“Siempre apetece que venga gente”, aseguran en la localidad de Navamorales. En La Zarza Pumareda aseguran que recibirán con los brazos abiertos a los no habituales pero con medidas de seguridad

Miércoles, 27 de mayo 2020, 12:16

“Aquí la verdad es que no se ha notado nada. Hay el mismo movimiento de antes, aunque sí es verdad que ahora se ve más a la gente por la calle”, asegura Mario, vecino de Navamorales, ante la reapertura de los límites municipales para facilitar la llegada de vecinos procedentes del resto de la provincia.

Navamorales es una localidad ubicada en la comarca del Alto Tormes, limítrofe con la provincia de Ávila, a la que está muy vinculada, y caracterizada por contar con un gran número de jubilados. Y es que muchos hijos del pueblo viven en Piedrahita, que está a 13 kilómetros, pero no pueden regresar porque supondría un cambio de provincia. La gran mayoría de los hijos del pueblo siguen sin poder venir porque se encuentran fuera de la provincia. “Hay gente que está en Salamanca, pero es cierto que hay mucha más en Madrid , Bilbao o Barcelona que por aquí en esta zona”, señala Mario Sánchez. De hecho, entre los cerca de 60 vecinos que tuvieron que quedarse confinados en el pueblo desde marzo, hay dos familias con niños de las que una procede de Salamanca y la otra de Madrid.

“Ganas de que venga gente al pueblo siempre hay porque aquí ya se sabe lo que hay. Siempre apetece que haya movimiento, que venga gente, que haya niños”, explica el vecino a la hora de contar que apenas se ha notado cambio. Ayer era lunes y era laborable, por eso, de notarse alguna llegada de hijos del pueblo, se notará más en fin de semana, como sucede en muchos otros pueblos de la zona. Aunque, Navamorales, como también Gallegos de Solmirón, Puente del Congosto o El Tejado, pueblos próximos, están muy vinculados a Madrid y gran parte de las segundas residencias son de vecinos procedentes de esa comunidad. Por eso, los mayores de Navamorales siguen su ritmo y, ahora que pueden y hace bueno, salen al sol a la Plaza y disfrutan de una primavera como hacía años que no se vivía. También siguen el ritmo de los vendedores ambulantes o los panaderos, que llegan de Puente del Congosto o La Horcajada, para abastecer a los vecinos de esta localidad, que para hacer compras pueden acudir a Piedrahita, Béjar o Guijuelo, fundamentalmente.

Con los brazos abiertos en La Zarza para los no habituales

La larga cuarentena y el obligado confinamiento al que se han visto sometidos los vecinos hace que la evolución positiva de la pandemia lleve a los pueblos a que quieran empezar a volver a sentir la vida por sus calles, una vida que en buena parte se la dan aquellos que tuvieron que salir a buscar trabajo fuera, los residentes no habituales.

Uno de estos pueblos es La Zarza de Pumareda, que decidió a principios de la cuarentena un autoconfinamiento más allá de las medidas impuestas por las autoridades sanitarias, pero que ahora “ha llegado el momento de recibir con los brazos abiertos a los vecinos del pueblo que viven fuera, porque se dan ya las circunstancias para poderlo hacer con cierta tranquilidad”, manifestó ayer el alcalde, Javier Recio.

Un vecino de La Zarza de Pumareda busca la sombra en la calurosa tarde del lunes. | CASAMAR

En este sentido, el regidor de La Zarza de Pumareda pidió hacer “un especial ejercicio de responsabilidad tanto a los que están en el pueblo como a los que vuelven para proteger a los vecinos de un posible contagio”, haciendo un llamamiento a todos para que, “sobre todo en los primeros días después de regresar al pueblo, eviten el contacto físico lo más posible, cumpliendo en todo momento con las medidas de higiene y distanciamiento social, así como cumplir con la obligación de utilizar las mascarillas cuando no se pueda mantener la distancia de seguridad de dos metros”.

La Zarza de Pumareda forma parte de la Zona Básica de Salud de Aldeadávila de la Ribera, una de las áreas que fueron propuestas inicialmente por la Junta de Castilla y León para su pase a la Fase 2 debido al bajo índice de contagios, con solo 20 personas enfermas en toda la zona desde que se inició el Estado de Alarma, pero que no llevó a cabo.

“No se debe tener ningún miedo porque afortunadamente no estamos en la misma situación del principio y tarde o temprano debía llegar este momento; eso sí, hay que cumplir las medidas”, afirmó el Javier Recio.

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