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Viernes, 16 de abril 2021, 13:29
Aunque en la actualidad hayan perdido prácticamente su utilidad práctica, los chozos de piedra seca han sido durante siglos reductos de pastores en gran parte de España con una gran representación en la comarca salmantina de Las Arribes del Duero.
Estas construcciones tradicionales son fácilmente identificables y visibles en el recorrido por Las Arribes donde se muestran tanto exentos, en medio de pastizales o viñedos, o adosados a los corrales de los agrestes cortinales que sirven o servían de refugio a los animales que se pastoreaban por la zona.
Se trata de un método de construcción que ha recibido la protección de la UNESCO a nivel internacional, aunque en esta declaración Castilla y León no está entre las nueve comunidades autónomas incorporadas, motivo que ha llevado a las Cortes regionales a aprobar a principios de 2019 una Proposición no de Ley (PNL) instando a la Junta a realizar un inventario general por provincias de estas construcciones en piedra seca, establecer para las mismas un nivel de protección, líneas de ayudas para su mantenimiento y recuperación, además de presentar la candidatura como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Los chozos, así como otras construcciones similares, se caracterizan por la utilización de materiales fácilmente accesibles en el entorno, puesto que se levantaban con un mero apilamiento de piedras, que conseguían la estabilidad estructural gracias a la selección y colocación de las piedras con sumo cuidado.
Sobre estas construcciones, Pedro Javier Cruz publicó un trabajo de investigación en la revista especializada Estudios del Patrimonio Cultural en el que destacaba que Las Arribes salmantinas “es una de las comarcas que mejor conservan su patrimonio arquitectónico tradicional”.
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