Los 200 años de historia de la Diputación recogidos en un libro

Con más de 200 años de vida, la Diputación de Salamanca se reivindica y pone en orden sus logros en el libro que recorre su historia, un trabajo de investigación y documentación que recoge información detallada sobre algunos de los hitos más destacados que ha impulsado La Salina.

A lo largo de 12 capítulos, se desgranan en orden cronológico la labor que llevaron a cabo las diferentes corporaciones de la historia en favor de los municipios de la provincia. Se analizan épocas destacadas como el reinado de Isabel II; el sexenio democrático; la II República, la dictadura de Franco o el periodo democrático, entre otros.

En la segunda parte de esta publicación, se detallan las acciones más relevantes que ha desarrollado la Diputación de Salamanca en algunos de sus ámbitos más característicos: la educación, desarrollo económico y fomento o el área de la beneficencia.

Javier Iglesias, presidente de la Diputación, recordó que desde su constitución el 14 de agosto de 1813, cuando su sede estaba en el Palacio de Anaya, la Salina “ha cambiado el futuro de nuestros pueblos”. “Es importante recordar que ya en los albores de la primera Diputación de Salamanca, se puso la primera piedra de las llamadas Escuelas de Primeras Letras. Era competencia expresa de estas instituciones enseñar a los niños de los pueblos a escribir y leer, por lo que esa primera corporación (que duró poco más de un año), comenzó a instaurar las primeras escuelas en Ahigal, Valdelosa o Montemayor”, dijo en su intervención.

La Salina, añadió Javier Iglesias, también tenía entre sus objetivos principales “defender los intereses de los pueblos y realizar obras de envergadura y necesarias para los municipios. Se afrontó la difícil labor de reconstruir una provincia asolada por la Guerra de la Independencia. Como curiosidad, la primera gran obra aprobada que figura en los archivos, es el arreglo del puente sobre el río Tormes de Alba, absolutamente necesario para la vida de este municipio”.

El libro, que ha tenido como coordinadores a Mariano Esteban, catedrático de Historia Contemporánea, y al historiador José Antonio Bonilla, exdirector del Archivo Provincial de la Salina, recuerda que desde sus orígenes en la Constitución de 1812 las diputaciones debían promover la prosperidad de las provincias. Mariano Esteban, como se recoge en la introducción de este exhaustivo volumen, también argumentó que la clave de la pervivencia histórica de las diputaciones se encuentra en su flexibilidad y su adaptabilidad a las circunstancias políticas, desde la Guerra de la Independencia al Estado de las autonomías. “Siempre han salido airosas”, pese a que en más de una ocasión han tenido voces en contra, como sucede en la actualidad con algunas formaciones políticas. Bonilla, además, aseguró que la creación de las diputaciones fue beneficiosa para toda España.

La actual sede de la Diputación, el Palacio de la Salina, fue adquirido en 1880 y, tras una reforma en profundidad realizada por el arquitecto Joaquín Secall, en octubre de 1884 acogió la primera sesión de la Corporación provincial. La anterior sede fue el Colegio Viejo o de Anaya, aunque en el sexenio democrático (1871-1873) se planteó la posibilidad de trasladar las dependencias al Colegio de Calatrava.

Son 13 los autores que han participado en la elaboración de este libro: José Antonio Bonilla Hernández, Regina Mª Polo Martín, Rafael Serrano García, Santiago González Gómez, María Gajate Bajo, Manuel Redero San Román, Mª Dolores de la Calle Velasco, Ricardo Robledo, Eulalia Torrubia Balagué, José Manuel Alfonso Sánchez, Ramón Martín Rodrigo, José María Hernández Díaz y Mariano Esteban de Vega.

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