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Sábado, 18 de junio 2022, 21:44
¡Valle bendito, solitario retiro del Cristo de Cabrera, tu austera soledad bendita sea...!”, un poema que Miguel de Unamuno escribió en mayo de 1899 sobre el paraje más conocido de la localidad de Las Veguillas sigue vigente hoy en día, puesto que la tranquilidad que se percibe en este punto de la provincia permite aunar la espiritualidad y el ocio de manera natural.
Perderse por los caminos que llevan al santuario del Cristo, por las callejas, o por los senderos que permiten tener una vista casi de pájaro del Campo Charro, o de las Sierras de Francia y de Béjar en la localidad de Las Veguillas es cuestión de caminar apenas unos minutos entre espléndidos y maduros encinares.
“Y al salir de la ermita/ al esplendor del campo, llevando en la retina/ del tosco Cristo los tendidos brazos...” dicen otros versos del mismo poema de Unamuno, que reflejan el ambiente que los miles de peregrinos y visitantes anuales del santuario de Cabrera perciben desde hace siglos. Este punto del municipio es uno de los más singulares e importantes, no solo de la localidad, sino de la provincia, puesto que está entre los tres lugares de referencia para el turismo religioso por el volumen de visitantes junto con Alba y la Peña de Francia.
En Cabrera hay tres días clave a lo largo del año vinculados con las celebraciones del Cristo, pero una visita ajena al ruido y las multitudes no deja indiferente a nadie, por el recogimiento y la privacidad que se pueden vivir sin esfuerzo en este punto.
Para los amantes del senderismo la ruta que enlaza la capital con este enclave supone una caminata de unas seis horas, que coincidiendo con la celebración de la romería se realiza por la noche en grandes grupos, pero que es posible realizar durante todo el año de manera libre. Otro recurso distinto es el Sendero del Cristo de Cabrera o Cristo de las Dehesas, que es mucho más breve y sencillo de abordar para los principiantes, puesto que recorre una distancia de poco más de tres kilómetros por una de las callejas que parte desde la carretera de acceso a la localidad pasando por el Hoyo del Hocino para finalmente concluir en la ermita. Y en su trayecto atraviesa fincas con ganado bravo hasta llegar al santuario.
Además de este sendero, junto con las denominadas callejas, el municipio también cuenta con la subida hasta Los Molinos, desde donde las espectaculares vistas en los días despejados también valen por sí mismas una visita específica.
No sólo los senderistas disfrutan de esta ruta, sino que los aficionados a las bicicletas e incluso algunas rutas de moteros son visitantes frecuentes de estos parajes.
Todas las rutas son relativamente sencillas y asequibles, de manera que se pueden recorrer sin prisa y disfrutando del entorno, para terminar la visita en el casco urbano del municipio, que ofrece todos los servicios necesarios para el día a día y una conexión sencilla y ágil con las carreteras principales.
Contenido patrocinado por el Ayuntamiento de Las Veguillas
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