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La temporada micológica arranca en Salamanca con ganas de campo —especialmente tras unos meses tan complicados como los últimos— y con una gran novedad, como es el estreno del nuevo acotado “Ribera de Cañedo”, al norte de la provincia.
El puente festivo y el buen tiempo son el cóctel perfecto para que estos días cientos de aficionados se echen literalmente al monte “a por setas”. Eso sí, antes de poner un pie en el campo conviene recordar unas pautas básicas y, sobre todo, obtener el correspondiente permiso para disfrutar de una jornada tranquila y sin sobresaltos.
Salamanca cuenta con dos acotados: el que abarca las sierras de Francia, Béjar, Quilamas y El Rebollar y el novedoso “Ribera de Cañedo”, que forman los pueblos de Santiz, Palacios del Arzobispo, Valdelosa y Zamayón y las localidades zamoranas de Mayalde y Peñausende. “Los dos son zonas muy buenas de producción”, asegura María Hernández, técnico en Salamanca de Micocyl, el programa que regula en Castilla y León los recursos micológicos.
Las últimas lluvias y las suaves temperaturas de estos días han hecho que en los montes se vea ya una importante cantidad de boletus. “Como siempre hay que ir a lo seguro y si se duda es mejor dejarla porque toda seta, incluso la que es tóxica, cumple su función en la naturaleza”, pide la responsable salmantina.
Desde Micocyl recuerdan también que la normativa está para cumplirla y que las malas prácticas a la hora de recoger setas se pagan. “Hay que ir con cesta, para que vayan soltando las esporas, y no con una bolsa de plástico porque además llevarla conlleva una sanción de 100 euros”, advierte. También está prohibido tirar de ellas por lo que para cogerlas hay que utilizar navaja “y que el corte sea limpio y por el pie”. Solo se permite arrancar los boletus “pero de una forma especial, como si se tratara de un destornillador”. Y por supuesto “nada de usar rastrillos”, avisa María Hernández.
“Hay que dejar el monte en perfectas condiciones”, insisten desde Micocyl, por lo que este puente se ha reforzado la vigilancia en el campo con la contratación de guardas que se unirán al Seprona y a los agentes medioambientales.
Y es que la micología se ha convertido en los últimos años en un recurso turístico de primer orden, y prueba de ello es la “rebaja” que los pueblos de “Ribera de Cañedo” harán en los permisos de recolección a quienes, además de ir a por setas en sus montes, se queden a pasar una noche en alguno de sus establecimientos de turismo rural.
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