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Martes, 9 de julio 2019, 11:40
La Junta, por encargo de la Consejería de Cultura y Turismo que aún tiene al frente a la salmantina Josefa García Cirac, ha decidido realizar un estudio sobre las piedras sagradas de Salamanca, Zamora y León. Se pretende con él analizar enclaves rocosos y rocas que tienen unas características y cualidades atribuidas especiales, bien sea por su forma, color o tamaño, por tener unas marcas determinadas o por tener asociado un relato, simbolismo o creencia, por lo que han entrado a formar parte del imaginario y la cultura popular de una comunidad.
Deberá estar listo para otoño y ha sido adjudicado a Pedro Javier Cruz Sánchez, doctor en Antropología, que se ocupará del estudio que ha sido encargado desde la Dirección General de Patrimonio, que apunta que las piedras sagradas se insertan en paisajes de interés cultural.
En la actualidad, añade Cultura de la Junta, el estudio de las piedras sagradas ha cobrado un importante impulso por el trabajo de algunos investigadores, como el profesor Martín Almagro-Gorbea o los que se están desarrollando desde el Instituto de Estudios Altoaragoneses. Y Martín Almagro-Gorbea cita en sus publicaciones a Benito del Rey y Ramón Grande del Brío, para Salamanca, sin olvidar al dominico César Morán Bardón (1882-1952), fraile agustino pionero tanto de la etnografía como de la arqueología, que recorrió sin descanso la geografía salmantina.
Contaba Morán Bardón, por ejemplo, que según la tradición, la roca del Teso de San Cristóbal llamada Peña del Pendón (Villarino de los Aires), decidía la culpa o la inocencia de los acusados: si el acusado lograba mover la piedra es que era inocente, pero si no la podía mover, sería inculpado.
“Entre las antigüedades más notables que he visto en mi excursión por el Occidente de Salamanca”, escribió el inquieto padre Morán, “figura una piedra sagrada (...) En las inmediaciones al pueblo llamado La Redonda, hay una piedra enorme que llaman la Peña del Perdón que está llena de cantos hacia arriba”. Del Rey y Grande del Brío también dejaron constancia de otra piedra destacada. Se trata de la Peña de Santa María, en Iruelos del Mesón Nuevo. Es una roca a la cual se sube a través de tres escalones y que presenta en la parte superior, junto a una amplia cavidad natural y a varias otras cazoletas, un resalte semicircular en frente del cual se disponen una huella de pie derecho y una huella de pie izquierdo descalzos y entre ambos un falo. Se cree que era un lugar donde se celebraban actos rituales.
En una provincia con gran variedad de piedras sagradas, que pueden estar asociadas a propiedades protectoras, curativas y de fertilidad, y contar hasta con funciones adivinatorias, el trabajo de Pedro Javier Cruz Sánchez obtendrá sus datos de “fuentes orales y documentales, especialmente del trabajo arqueológico y etnográfico”.
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