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Las monjas cantan y tocan instrumentos por el Nacimiento de Jesús.
Las penurias de las monjas salmantinas por el COVID

Las penurias de las monjas salmantinas por el COVID

24 horas entre oraciones, elaborando dulces y cuidando de los animales

Viernes, 1 de enero 2021, 18:52

La vida de las monjas contemplativas de El Zarzoso es de todo menos aburrida. Desde que se levantan a las seis y media de la mañana su día es un ir y venir donde escasea el tiempo libre.

Media hora después de levantarse, las hermanas se reúnen para orar hasta las nueve de la mañana, cuando llega el momento de comenzar con las tareas que cada una de ellas tiene asiganadas. A la una del mediodía vuelven a encontrarse en la capilla para seguir con sus oraciones hasta que llega el momento de la comida. A continuación, cuentan con un rato para descansar. A las cuatro y media vuelven a encontrarse para rezar hasta que dan las cinco y comienza la eucaristía. El resto de la tarde la dedican a la meditación hasta que llega la hora de la cena. El día lo despiden juntándose de nuevo y, de nuevo, rezando.

En un monasterio como el de El Zarzoso, en plena naturaleza, no pueden faltar los animales. “Tenemos 24 ovejas, que ahora además han tenido muchos corderitos, y también perros, gatos, pavos reales, gallinas... incluso peces”, enumera con orgullo la superiora.

Pero sin duda por lo que más se conoce a las religiosas en Salamanca es por su buena mano con los dulces: obleas, pastas de almendras, rosquillas de limón y naranja, perronillas, mantecados, pastas de San Francisco y magdalenas que venden directamente en el monasterio.

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