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Restos del Palacio Ducal de Alba de Tormes, lugar en el que Juan del Enzina produjo gran parte de su obra.
La villa salmantina que fue el refugio creativo de Juan del Enzina

La villa salmantina que fue el refugio creativo de Juan del Enzina

El clérigo, poeta, dramaturgo y músico salmantino estuvo cinco años (desde 1492 a 1497) bajo la protección del Duque de Alba, en cuyo palacio compuso y estrenó algunos de sus autos y églogas más singulares

Jueves, 17 de febrero 2022, 10:05

Aunque su gran labor de mecenazgo cultural discurre a lo largo del siglo XVI, lo cierto es que el interés de la Casa de Alba por potenciar y difundir el talento literario y musical del momento y hacer de Alba de Tormes el gran epicentro de la cultura en España se remonta al siglo XV, coincidiendo con el reinado de los Reyes Católicos. La llegada del Renacimiento trae nuevos aires artísticos y culturales a una España que empieza a desperezarse y a sentar las bases de la que va a ser su hegemonía en el panorama mundial.

Y es que mientras Salamanca acogía las reuniones decisivas de apoyo a Cristóbal Colón para su viaje a las Indias por parte de la Reina Isabel —que desembocó en el descubrimiento de América—, la Casa de Alba conseguía hacer de su ducado un referente cultural gracias a su apuesta por los jóvenes talentos. Uno de los primeros en recibir cobijo y apoyo en el Palacio Ducal fue Juan del Enzina (1469-1529), un joven con grandes dotes para la creación poética y lírica y una ambición sin límites. Los historiadores han dicho de él que “su inagotable capacidad de trabajo solo fue comparable a su continua ambición y preocupación por la fama y el éxito”.

Y este ímpetu le llevó a conseguir importantes logros. Hijo de un zapatero, Juan de Fermoselle (tal era su nombre) nació en Salamanca en una casa muy próxima a la Universidad. Frecuentó las aulas del Estudio Salmantino, y muy especialmente las clases de Elio Antonio de Nebrija, cuyos estudios alternó, con apenas 15 años, con su condición de mozo de coro de la Catedral, que elevó a capellán a la edad de 21 años. En estos años de vida universitaria fue también paje del maestrescuela y cancelario de la Universidad, Gutierre de Toledo, quien le introdujo al servicio de su hermano, Fadrique Álvarez de Toledo, segundo duque de Alba. Poco después de la conquista de Granada (año 1492), Juan del Enzina, que en ese momento cuenta con 23 años, es acogido en el Palacio Ducal de Alba, donde permanecerá al amparo del duque Fadrique hasta 1497, cinco años de gran producción y éxito creativo.

Gracias a la Casa de Alba, Juan del Enzina tuvo la oportunidad de ganarse el favor de los Reyes Católicos, a quienes dedicaría algunas de sus creaciones ensalzando la fama de Isabel y Fernando, tal y como recoge en “Qu’es de ti, desconsolado”, donde narra la conquista de Granada; pero también algunas piezas fúnebres, como “Triste España sin ventura”, dedicada al príncipe Juan y su dramático fallecimiento en Salamanca en octubre de 1497.

Pero si hay que buscar una fecha concreta para fijar el arranque como dramaturgo de Juan del Enzina, ésta habría que situarla en la Navidad de 1492, cuando representó ante los duques de Alba en el Palacio Ducal dos églogas o partes de una obra teatral en las que unos pastores anuncian el nacimiento de Cristo. Para los estudiosos de la literatura española estas dos piezas han sido tomadas como el embrión del teatro profano español. Y es que estas églogas no tenían mayor destino que el cubrir una función en las fiestas sociales de los duques de Alba.

Tras los cinco años de estancia en Alba, en los que el salmantino ejerció como músico, poeta y autor e intérprete de obras dramáticas, Juan del Enzina presentó a los duques la compilación de todas sus obras recogidas en un “Cancionero” que se publica enSalamanca en 1496. Según comenta el catedrático de la Universidad de Salamanca Manuel García Blanco en su libro “Salamanca y la literatura” (1949), “recoge sus versiones virgilianas, sus poesías y sus primeros autos y farsas”.

En 1497 deja definitivamente el palacio de Alba y se traslada a Salamanca para hacerse cargo de las casas que tenía su hermano en la parroquia de Santo Tomás. Y así lo refleja el propio Juan del Enzina en la “Égloga de las grandes lluvias”, compuesta para la Navidad de 1498 y en la que, pese a que aún se dice al servicio de los duques, confiesa que ya no reside en el palacio de Alba. Por estas mismas fechas se cree que representó en los ambientes estudiantiles de Salamanca su “Auto del repelón”, al igual que en 1497 puso en escena la “Representación sobre el poder del Amor”, dedicada al príncipe don Juan.

Tras no ver cumplido su objetivo de conseguir la plaza de cantor de la Catedral, se marcha a Italia, hasta que en 1519 se instala en León para desempeñar el priorato de la catedral. Cumplidos los 50 años de edad, decidió ordenarse sacerdote. Murió en León en 1529. Cinco años después, en 1534, sus restos son trasladados a la Catedral Vieja de Salamanca, donde permanecen hoy en día, aunque no existe inscripción alguna que indique el lugar en el que reposan.

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