La tradición que Ángel y Tomás luchan por salvaguardar en Calzada de Valdunciel

La evolución tecnológica ha facilitado en gran medida la realización de múltiples prácticas y trabajos, siendo, en la mayoría de los casos, beneficiosa para el desarrollo de la humanidad. Sin embargo, en muchas otras ocasiones, ha dado al traste con tradiciones que existen en nuestro país desde tiempos muy antiguos.

En la mano del hombre está el lograr mantenerlas a flote y luchar por su conservación. Este es el caso del toque manual de campanas, una tradición hecha arte que se encuentra en vías de extinción pero que algunos románticos se empeñan en mantener a flote, sobre todo, intentando asegurar cierto relevo generacional.

Ángel Pedraz y Tomás Castañeda, campaneros desde pequeños en el municipio de Calzada de Valdunciel, se muestran melancólicos cuando hablan precisamente de la posibilidad de que su arte desaparezca con ellos. “Aprendí, en mi caso, porque venía a misa y subía al campanario porque era algo que me llamaba la atención; hoy en día ni siquiera los niños vienen a misa, así que es muy difícil que alguno coja el relevo”, afirma Ángel. Tomás Castañeda, además de ser campanero de Calzada, también lo es en la Catedral de Salamanca, y forma parte de un nutrido grupo de campaneros a nivel nacional. Él es algo más optimista sobre esta cuestión: “Sí veo a gente joven cuando hacemos alguna reunión de campaneros, a las que pueden acudir más de 200”.

Esa tecnología que pone en peligro la supervivencia de esta tradición se ha hecho ya un hueco en la pequeña iglesia de Calzada de Valdunciel, y hoy en día se pueden programar diferentes tipos de toques de campana a través de un pequeño ordenador que envía las órdenes directamente al campanario. “Yo personalmente me pongo enfermo cuando oigo que suenan esos toques”, asegura Ángel. Tomás asiente con la cabeza mientras habla su compañero y apostilla: “Nosotros somos capaces de crear un tintineo que las máquinas no podrán jamás, suena muy diferente”.

A lo largo de los siglos, el repique de campanas se ha utilizado como medio de expresión y comunicación, cumpliendo incluso funciones sociales que tanto Ángel como Tomás han vivido en primera persona. Se transmitía, por ejemplo, información importante cuando “se avistaba un fuego desde otra localidad y había un tipo de repique concreto que alertaba a la zona”, explica el más veterano de los campaneros de Calzada, Ángel, además de servir para anunciar bodas, muertes y otros eventos sociales.

Precisamente, y por salvaguardar esta tradición tan importante como singular, los campaneros llevan años solicitando a la UNESCO que apruebe su candidatura para formar parte de la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Por fin la institución ha sacado el informe previo a la Convención de Rabat favorable y en el que recomienda la inscripción del toque manual de campana. Tomás Castañeda celebra este pequeño paso y asegura: “Sería una pena que se perdiese esta tradición”. Por su parte Ángel Pedraz insiste en que “ojalá esta práctica volviese a coger el ritmo de antes y la misma importancia para que no se olvidase este humilde arte”.

Según la UNESCO, la información contenida en el expediente presentado por los campaneros cumple con diferentes requisitos a tener en cuenta para que forme parte del importante listado.

Entre ellos, aseguran que el repique manual de campanas en España es todo un sistema de comunicación desarrollado por las comunidades para comunicarse entre sí. Esta inscripción incrementaría el interés de las generaciones más jóvenes, facilitando la familiarización con su patrimonio cultural y enriqueciendo la tradición.

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