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La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Salmoral es una de las grandes joyas, no solo de la comarca de Peñaranda de Bracamonte, sino también de la provincia. Este verano saltó a los medios de comunicación porque la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, la eligió para bautizar a su segundo hijo ... . La celebración de este sacramento en el pueblo de sus antepasados hizo sonar el nombre de Salmoral más allá de esta zona, recordando que en esta localidad la historia dejó huellas profundas. Una de ellas es la propia iglesia, de estilo gótico tardío, transición al renacimiento, según tuvo a bien explicar Diego Plaza, un experto en la historia de la localidad. Además recordó que es muy similar a las iglesias de Macotera y Santiago de la Puebla. La entrada al templo ya sorprende con una “portada de granito plenamente renacentista”. Estilo que coincide con el del propio palacio del señor de Mancera y de las Cinco Villas, a su vez señor de Bracamonte, al que perteneció también esta localidad. Un lugar nada desdeñable, pues gozaba de su importancia ya que dadas las características del terreno y el lugar se “salaban las carnes”, de ahí el nombre de Salmoral. De hecho, “tiene categoría de villa concedida por Felipe II”.
Precisamente, uno de los espacios más destacados de este templo es el baptisterio, situado en la parte trasera de la iglesia y al que se accede a través de un “arco románico que data del siglo XII”. Plaza explica que la iglesia data del siglo XV o XVI, la razón es que “seguramente la actual iglesia se hizo sobre otra de estilo románico” y que dicho arco era el de la entrada principal. Recuerda que probablemente la pila bautismal se encontraba en dicho emplazamiento, antes de la entrada al propio templo, porque “los niños antes de entrar a la iglesia tenían que estar bautizados”. Define esta como una de las cosas más curiosas de este edificio.
Pero esta iglesia tiene muchos otros argumentos que merecen una visita. La grandiosidad del templo es evidente para quien la contempla desde fuera pero sobre todo desde dentro. “Es espectacular por sus dimensiones” y tal fue su importancia en el pasado, que “llegó a tener cinco sacerdotes”, detalla este estudioso del arte.
La belleza de esta iglesia está oculta en gran medida por una densa y oscura capa de suciedad, al parecer procedente de las antiguas velas que se usaban para iluminar el templo. Los muros de piedra pero sobre todo los retablos “requieren una limpieza del pan de oro y de las tallas que ofrecería una imagen mucho más llamativa”.
Destaca la negrura del retablo principal, una obra de arte también significativa por ser “de estilo teresiano, hecho en Alba de Tormes y para esta iglesia”.
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