La niña que tiene un pueblo entero para jugar

Alba es la única niña de Gejuelo del Barro. A sus ocho años tiene la suerte de tener un pueblo entero para jugar, aunque a veces eche de menos estar con otros niños. “Se baña en la piscina que tenemos en casa, va conmigo a ver el ganado y se entretiene con las vacas... aunque a veces también se aburre. Es normal”, reconoce Isabel Pereña, madre de Alba además de alcaldesa de este pueblo de la comarca de Ledesma donde también creció ella.

La pequeña es la más mimada de Gejuelo, donde hay 34 vecinos censados “aunque viviendo a diario muchos menos”, puntualiza la regidora. “Aquí la gente vive del campo así que van y vienen y también hay mucha otra que vive en Salamanca y vuelve los fines de semana”.

Isabel, además de ser la alcaldesa, fue también en su día uno de los pocos niños que correteaban por las calles del pueblo. Incluso fue una de las últimas alumnas de la escuela. “Cerró cuando estaba en 2º de EGB, cuando debía de tener siete años o así. Entonces estábamos tres en el colegio, aunque en algún curso llegamos a ser hasta seis niños”. Curiosamente, recuerda, el año que cerró “íbamos a ser cinco alumnos, aunque al final nos tocó ir a todos a estudiar a Ledesma”, cuenta.

Reconoce que a todo el mundo le gusta escuchar a Alba jugando por las calles de Gejuelo, aunque para que en los pueblos pequeños vuelva a haber niños hay que poder ofrecer unos buenos servicios que fijen y atraigan población.

“Lo primero de todo sería tener un colegio, pero ya se sabe que cuando se cierra no vuelve a abrirse. Tener una escuela es fundamental si quieres que vengan familias jóvenes a vivir al medio rural”, lamenta Isabel.

“Creo que en general en todos los pueblos los servicios básicos hoy en día están cubiertos, pero se necesita mucho más, como unas buenas comunicaciones por carretera, una conexión a Internet rápida que no siempre tenemos o una buena señal de televisión que no falle cada dos por tres como pasa en muchos pueblos”, insiste Isabel Pereña.

También contar con un médico es fundamental, “aunque cada vez vengan menos a los pueblos pequeños, sobre todo después de la pandemia”, denuncia.

Hasta que no lleguen nuevos niños a Gejuelo, Alba seguirá teniendo al pueblo entero como el mejor patio de juegos. “Ella está contenta aquí”, concluye su madre.

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