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Lunes, 28 de septiembre 2020, 19:36
Aunque su principal faceta profesional fue la de investigador, junto al prestigioso y más conocido Santiago Ramón y Cajal, el guinaldés Domingo Sánchez inició su carrera siendo un auténtico explorador con el cargo de “colector zoológico” en las islas Filipinas para el gobierno español a finales del siglo XIX.
En la notas autobiográficas que conserva el Instituto Cajal, Domingo Sánchez relata a Fernando de Castro, uno de los más jóvenes discípulos de Ramón y Cajal cómo fueron sus incursiones en las distintas islas del entonces protectorado español: “Explorando la isla de Paragua visitó varios destacamentos, misiones y rancherías. En una de éstas formada de tagbamias, próxima a la capital de la isla, donde permaneció poco tiempo cazando, saqueó los depósitos de cadáveres cogiendo cráneos, esqueletos y sarcófagos enteros”.
Ante esta acción, Domingo Sánchez cuenta como “a pesar del sigilo con que se realizó el saqueo, el más horrendo de los delitos, aquellas pobres gentes debieron enterarse, pues en la misma noche en que aquel tuvo lugar, incendiaron la choza donde él se albergaba creyéndole dentro y dormido. Mas sospechando la venganza, habían abandonado cautelosamente él y sus servidores la ranchería”.
Pero no todo fueron malas experiencias del guinaldés en “Las Filipinas”, ya que cómo él mismo relató: “En una excursión permaneció más de ocho días en una ranchería de negritos de la falda oriental de la montaña de Mariveles y, a pesar de ser considerados como feroces y crueles enemigos de los cristianos, recibió de ellos todas las deferencias y consideraciones que permitía su estado salvaje, merced a lo cual pudo estudiar a su sabor sus usos, costumbres y creencias”.
Con la pérdida de las colonias, en 1897, Domingo Sánchez se vio obligado a regresar a España, donde tras acomodar a su familia en su pueblo natal, Fuenteguinaldo, se trasladó a Madrid para continuar la carrera de Medicina iniciada años antes en la Universidad de Manila.
Su amplia y dilatada carrera le hizo merecedor de ser miembro de la Real Sociedad Española de la Historia, desde 1885; fundador de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria de la que fue primero bibliotecario y luego secretario hasta fines de 1934, recibió el nombramiento de “secretario a perpetuidad”.
El también guinaldés José María Andrés, investigador de la figura y obra de Don Domingo Sánchez, afirma que “fue una persona íntegra y muy modesta a pesar de sus logros, siendo la etapa en Filipinas, durante su juventud, solo una parte de su gran labor, ofreciendo siempre durante su estancia en las islas un trato correcto y de máximo respeto con todas las personas”. En este sentido, José Andrés afirma que “prueba de esta modestia y también de lo minucioso en su labor que era Domingo Sánchez es que su principal trabajo sobre los ojos compuestos de los insectos estuvo dos años en un cajón antes de publicarlo”, prestando una colaboración constante y no muy conocida a Santiago Ramón y Cajal. Sobre su vida y obra, su sobrina nieta, Mercedes Sánchez, asegura que “fue tan intensa y llena de aventuras que bien podría dar para realizar una película o una serie como la que se hizo para Ramón y Cajal”, agradeciendo la labor que ha realizado la asociación de “Amigos del Castro de Irueña”, con el impulso de la publicación de la autobiografía para un mayor conocimiento del ilustre guinaldés.
Domingo Sánchez Sánchez nació el día 1 de noviembre de 1860 en Fuenteguinaldo “hijo de labradores modestos, alternó durante mucho tiempo la asistencia a la escuela con las faenas de la agricultura y la guardería de ganados”, como él mismo dejó escrito en sus notas autobiográficas. Continuó sus estudios en el Seminario Conciliar de Ciudad Rodrigo, en Salamanca y Ávila, finalizando en 1885 la carrera Ciencias Naturales en Madrid. Investigador en el Instituto Cajal, al finalizar su etapa profesional “y por orgullo de guinaldés”, como afirma José María Andrés, realizó las primeras excavaciones en el Castro de Irueña. Falleció en Madrid el 4 de enero de 1947.
Durante su estancia en la isla de Mindoro, Filipinas, llegó a la capital Cataplán la noticia de que había sido asesinado por los bandidos un español, suponiendo que había sido Domingo Sánchez la víctima, “tanto que el párroco de aquella ciudad aplicó durante un mes la misa de salvación por su alma”. Sin embargo, “no fue él la víctima de los bandidos, al contrario permaneció en los bosques del interior durante catorce días cazando acompañado por seis individuos de una cuadrilla de bandoleros con los cuales vivió en la mejor armonía”.
En la biografía escrita por el profesor J.M. Ortíz, éste destaca que Domingo Sánchez realizó “un número reducido de publicaciones referentes a Filipinas y un número muy grande de los trabajos hechos en el Laboratorio de Investigaciones biológicas (Instituto Cajal). En las publicaciones de este centro está la gran labor de investigación científica referente al sistema nervioso, que realizó durante la mayor parte de su vida”.
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