Béjar
Lunes, 10 de marzo 2025, 11:39
El kiosco Fresas, en la ciudad de Béjar, es un lugar de referencia para los bejaranos por ser uno de los puntos de venta más céntricos de la ciudad ya que ofrece una amplia gama de golosinas y productos y, también, vende la prensa diaria incluida LA GACETA.
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Al frente de ese negocio se encuentran Rubén y Mónica Sánchez García. Se trata de un negocio familiar que nació en el año 1992 gracias al espíritu emprendedor de sus padres, Tomás Sánchez y Paulina García. La primera ubicación fue en el número 17 de la calle Zúñiga Rodríguez para pasar después a la calle Merinas durante tres años y, finalmente, en el año 1997, Tomás y Paulina consiguieron remodelar un antiguo bar ubicado en el número 11 de la calle Zúñiga Rodríguez. Es la ubicación actual del kiosco Fresas que regentó Paulina hasta su fallecimiento en el año 2000. Tomaron el relevo dos de sus tres hijos Sonia y Rubén, que lucharon para sacarlo adelante y convertirlo en el referente que es hoy en día. Unos años después, se unió Mónica, pero Sonia decidió apartarse del negocio en el año 2011 y siguieron adelante sus hermanos.
«Ha habido temporadas buenas y temporadas malas, pero las ventas se han mantenido constantes», asegura Rubén para añadir que «el tema de las golosinas ha cambiado mucho, sobre todo desde la pandemia hasta la actualidad». En este sentido, señala que el público prefiere golosinas con envoltorio en detrimento de las gominolas sueltas y destaca el aumento de precio por la subida del azúcar.
Rubén fue pionero en la venta de golosinas a domicilio durante la pandemia del coronavirus que, en su opinión, marcó un cambio. «La pandemia supuso un antes y un después en las costumbres de nuestros clientes. A nivel de ventas, los autónomos lo pasamos muy mal, pero se han recuperado de distinta manera», afirma. Y en aquellos duros meses, quiso realizar un esfuerzo para dar servicio a sus clientes que, debido al confinamiento, no podían salir de casa.
LA GACETA es el periódico que más venden Rubén y Mónica en su negocio y aseguran que cuentan con clientes fieles que acuden puntualmente a por su ejemplar, sobre todo los fines de semana.
El kiosco está en continua evolución con la incorporación de nuevos productos de olvido como arroz, harina, fideo y legumbres así como productos típicos de la zona como dulces y café para llevar a raíz de la pandemia y el cierre de los bares durante los meses del confinamiento.
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Y recientemente, ha realizado otra reforma para dar una mayor amplitud a la zona de paso de sus clientes y dar más movilidad y fluidez al negocio, que cuenta con dos empleadas a mayores de sus propietarios con horarios que permiten la conciliación de la vida laboral y familiar.
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