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Ciudad Rodrigo
Domingo, 31 de marzo 2024, 21:32
El cielo oscuro, poblado de nubes, impregnó el Domingo de Resurrección de Ciudad Rodrigo de tintes similares a los descritos en las sagradas escrituras. Y al igual que en los textos, el poder de la resurrección disipó los augurios de lluvia para permitir la salida a las calles de la localidad de la última procesión de esta Semana Santa.
Un cortejo que apuró hasta el límite para tomar la decisión final, ya que los pronósticos indican que el líquido elemento no tardaría en caer sobre Miróbriga y por ello se acordó recortar el recorrido y que la imagen de la Virgen Dolorosa saliera antes para coordinar al máximo una llegada conjunta a la Plaza Mayor y evitar pasar más tiempo del debido fuera. Los cofrades de Jesús Nazareno, encargados de esta procesión, explicaban que el manto blanco requiere un cuidado extremo y no debía exponerse a la lluvia.
Con buen ritmo, pero manteniendo el orden y la semblanza de la marcha procesional, ambas tallas abandonaron su lugar de reposo: Jesús Resucitado la iglesia de San Agustín y su madre la Catedral, hasta verse, cara a cara, en un ágora que, a pesar de la climatología, tuvo un numeroso público presente que no quiso perderse este encuentro.
Una vez Jesús estuvo a la altura de María, los cofrades retiraron el luto negro sobre la imagen de la madre para que el blanco irradiador de la esperanza y la resurrección venciera al cielo gris, dejando paso a un sol primaveral que acompañó al cortejo hasta su descanso final en el Seminario de Ciudad Rodrigo.
Cinco salidas a las calles
En total durante esta Semana Santa en Ciudad Rodrigo solo cinco cortejos procesionales han podido salir a las calles de la localidad: Las dos del Domingo de Ramos, con la Borriquilla y la Oración en el huerto; el Martes Santo con las Cinco Llagas; La Soledad en la noche del viernes y, por último, la celebrada en la mañana de ayer domingo, siendo una Semana Santa con un alto número de suspensiones por la climatología.
Un recorrido más corto y breve
Las precipitaciones previstas para la matinal del domingo llegaron a primera hora de la mañana, pero ofrecieron una breve tregua cerca de la hora de comienzo de la procesión. El cielo encapotado no dejó bajar la guardia a los integrantes de la Cofradía de Jesús Nazareno y tomaron la decisión de salir, pero acortando el recorrido para que las imágenes pasaran el menor tiempo posible en la calle, aunque también se tenían preparados plásticos para cubrir ambos pasos en caso de que la lluvia regresara.
Con la cara descubierta
Una vez que Jesús y su madre se colocan a la misma altura en la Plaza Mayor, los portadores bajan ambas tallas para poder liberar de su capa negra a la Virgen Dolorosa, dejando ver el impoluto y radiante manto blanco que simboliza el triunfo de la resurrección sobre la muerte. En ese momento, los hermanos y cofrades pueden quitarse los capuchones y capuchas y desfilar el tramo final a cara descubierta, tal y como es tradición en cada final de la semana de Pasión.
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