La insólita bendición del agresivo marrano de La Alberca

Mucho cambia el marrano de La Alberca desde que llega, asustadizo y escurridizo, al pueblo, hasta el día de la rifa, en el que campa impasible entre cientos de turistas por el pueblo serrano que, con el tiempo, ha hecho suyo. Sin embargo, el ejemplar actual se ha mostrado más reacio de lo habitual, y especialmente hostil. Al finalizar la misa de San Antonio de Padua, el pueblo —y turistas expectantes, entre ellos una excursión procedente del Álamo, en Madrid— esperaban poder ver por primera vez al nuevo marrano junto a la iglesia para su bendición, pero no fue posible.

Trasladarlo resultó una tarea imposible, y es que el marrano trataba de morder a sus cuidadores, y uno de ellos hasta resultó herido al forcejear con él y esquivar sus ataques, lo que le hizo caer con un rasguño en la cabeza como resultado final. Aunque tuvo que acudir al centro de salud, no fue un incidente grave. En su lugar, el párroco de La Alberca propuso una improvisada procesión a ritmo de gaita y tamboril hasta la Ermita de San Blas, hogar del marrano, para proceder allí a su bendición

En esta ocasión los beneficios de la rifa del marrano en el día de San Antón se destinarán a Pyfano, asociación dedicada a luchar contra el cáncer infantil, y al apoyo a los familiares de estos niños, con iniciativas como hogares para aquellos que tienen que trasladarse desde fuera de Salamanca para acudir a los tratamientos. En Castilla y León se diagnostican cincuenta casos al año de cáncer infantil, tal y como recordó el presidente de la asociación. «Ojalá dejara de existir Pyfano; eso significaría que hemos acabado con el cáncer infantil».

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