La Reserva Regional de Caza de Las Batuecas no solo ha recuperado el nivel previo a la pandemia, sino que ha batido récord de ingresos en el último año y probablemente los superará en la nueva temporada que dará comienzo el 1 de abril. Con unos ingresos superiores a los 300.000 euros, la actividad cinegética es una importante fuente de riqueza para los ayuntamientos que son propietarios de sus terrenos: Nava de Francia, La Alberca, Herguijuela de la Sierra y Monsagro, y, de manera parcial, Serradilla del Arroyo, El Cabaco y El Maillo. «Ellos reciben el 85% de los ingresos», explica Alfonso Sarmiento, director de la reserva, «mientras que un 15% se revierte por ley en mejoras en los terrenos ».
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Se trata de «beneficios directos» para los pueblos que la integran, a los que se suman los que dejan de manera indirecta, consiguiendo así «unos ingresos muy importantes en poblaciones rurales que de otro modo tendrían unos recursos más limitados», insiste.
Estas cifras récord son el resultado del «buen momento» por el que atraviesa la reserva salmantina, tras el trabajo realizado durante años para optimizar el aprovechamiento cinegético.
De hecho, esta «pequeña joya natural» de 21.500 hectáreas de terreno (es la menor de las reservas españolas) se creó en 1973 con el objetivo de mantener la población cinegética de la zona, con la cabra montés como especie más emblemática, además de generar recursos para los pueblos que la integran.
Y para lograrlo, insiste su director, lo primero es estar libres de enfermedades: «Nosotros utilizamos la caza como una herramienta de gestión porque lo más importante para que no haya enfermedades es la prevención, además de mantener un tamaño ideal en la población cinegética en función de la acogida del medio. Es lo que llamamos una caza selectiva».
Este trabajo del día a día ha hecho que en la actualidad la población de cabras montés de Las Batuecas esté libre de sarna, una enfermedad que hace años acabó con el 90% de los ejemplares en la Sierra de Cazorla.
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De hecho, explica Sarmiento, esta buena salud de los ejemplares se ha visto reflejada en el tamaño de los trofeos, que ha ido en aumento en los últimos años. «Es el resultado del buen trabajo que hace todo el personal de la reserva y de llevar a cabo esta caza selectiva de manera correcta por parte del personal de campo, que saben los animales que hay que retirar».
En concreto, lo habitual es retirar los animales más viejos, que suele coincidir con los 11 años del ejemplar, aunque en la reserva salmantina se cazan con 14, 15 e incluso 16 años.
«Es importante realizar una gestión sostenible e integral tanto de la población cinegética como de la no cinegética, que también la hay en la reserva, al formar parte del Parque Natural Las Batuecas- Sierra de Francia», destaca Sarmiento, que pone como ejemplo las poblaciones de buitre y cigüeñas negras que viven allí. «El mismo personal de campo que se encarga de los machos monteses es el que también realiza los censos de nidificación. De ahí la importancia de una gestión integral», asegura.
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