Escurial de la Sierra
Viernes, 5 de abril 2024, 10:04
Las redes sociales, especialmente instagram, proyectan una imagen muy sesgada de estilos de vida y personas, una superficie que cautiva al público, pero que difícilmente transmite la realidad. Es el caso del treintañero Bruno Agún, al que siguen 26.000 personas en esta red ... social, y al que recientemente se pudo ver en el programa MasterChef, quedando a las puertas de entrar tras pasar una serie de pruebas y filtros «muy sencillos», según cuenta él mismo.
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Este joven, cuyos padres son naturales de Escurial de la Sierra, compagina su vida en Madrid, con un admirable currículum como ingeniero aeroespacial, con su pasión por el pueblo, que visita en vacaciones, y especialmente por las cabras que tiene allí su familia, y a las cuales tomó especial apego durante la pandemia, la etapa en la que, de hecho, amasó, sin esperarlo, tal cantidad de seguidores. «Hice un par de vídeos que se volvieron virales», explica.
Así fue como a Bruno le llegó la oportunidad de participar en Master Chef. «Contactaron conmigo, y fui pasando las fases». Los jueces son, a su modo de ver, «agradables, aunque tampoco tratas mucho con ellos». Al contrario de lo que cabría esperar de un personaje tan popular, Bruno limitó esta noticia a sus familiares más cercanos y a sus amigos más íntimos. «Nadie en el pueblo sabía que iba a salir en el programa».
Eso no impidió, como es natural, que le llovieran mensajes después de su aparición en televisión con su plato «Red Naked Quiche». Reconoce que aunque le gusta la cocina, tampoco habría tenido tiempo de participar en el programa: «Estoy con el doctorado, no tendría tiempo, y me daba un poco de cosa la idea de pasar tanto tiempo allí, tengo un buen trabajo y eso», reflexiona.
De hecho, ni siquiera tuvo tiempo para elaborar una masa para su quiche: «Era un requisito que fuera casera, pero no tenía tiempo, de ahí que hiciera una naked», afirma. El glamour de su vida diaria contrasta con el de su pueblo, donde es conocido, de forma cariñosa, como «el de las cabras» o «el que se hace vídeos con las cabras». Bruno lidia con demasiadas aficiones y pasiones, difícilmente compaginables: «Me habría gustado estudiar Veterinaria, pero me metí en esto, y es lo que hay», aunque se muestra complacido.
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En un futuro asegura que, si su profesión le permitiera el teletrabajo, se llegaría a plantear una vida rodeada de animales, y por supuesto cabras, en su pueblo natal, aunque «me gusta Madrid», reconoce. De lo que no se libra estos días es de que sus amigos le pidan cocinar para ellos alguno de sus excéntricos platos, esta vez, con más tiempo y experiencia. «Lo que presenté solo lo había hecho una vez, y la segunda, en el programa, no me quedó bien». En su próxima visita a Escurial de la Sierra, con nuevas experiencias que compartir, retomará los vídeos con sus cabras que tanto gustan a los seguidores.
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