El hornazo de La Revuelta: cinco generaciones de panaderos en Sancti Spíritus

No es la primera vez que José Alberto Moreno recibe un encargo de un hornazo personalizado, aunque si la primera vez que ese «grabado» en la masa es el logotipo del programa La Revuelta. Su hornazo ha viajado hasta Madrid y ha servido para reivindicar el oficio de panadero en los pueblos. «Esta es la única panadería que hay en el pueblo; por suerte Sancti Spíritus no está perdiendo mucha población, pero en general es algo que se está acabando. De hecho,soy el panadero más joven de la zona«, recalca. El lema de la panadería reza: »Desde 1.890«.

Alberto pertenece a la quinta generación de panaderos en este negocio familiar que, desgraciadamente, es muy posible que termine con él. «Mi hija ya está estudiando psicología, no va a dedicarse a esto, aunque conoce el oficio y nos ayuda». También su mujer, y una empleada, hacen que el aroma de la masa madre siga flotando en Sancti Spíritus. «Mi madre, aunque ya lo dejó, sigue haciendo cosas, aunque ahora a modo de hobby», señala.

Que su hornazo apareciera en el programa ha sido de lo más satisfactorio: «No pensé que fueran a mencionar de dónde era, el nombre del pueblo». Aunque no está muy puesto en redes sociales, el vídeo le ha llegado de todas partes, y le ha hecho exclamar: «Menuda la que se ha montado con el hornazo». La gente del pueblo comenta el programa, y aseguran: «Que el nombre de Sancti Spíritus salga en La Revuelta es algo importante». En la pandemia proliferaron los encargos personalizados, desde el logo de la Coca-Cola hasta ambulancias y escudos de la Guardia Civil y el Real Madrid.

José Alberto es una de las pocas personas de la provincia que mantienen vivo el sabor del bollo maimón, las perrunillas, rosquillas y otros muchos dulces y productos típicos. «Deberíamos recibir alguna ayuda para que estos oficios persistan, porque no es lo mismo tenerlo aquí que en una ciudad». Asegura, con pesar, que ve difícil poder traspasar el negocio: «Todo esto tan artesanal se está perdiendo; es una pena», y reconoce que es un oficio sacrificado. «Me siento orgulloso de lo que hago, y lo defiendo». Su producto estrella son las magdalenas: «La gente dice que le recuerdan a las magdalenas que hacían en su casa».

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