La histórica tradición salmantina que arrasa en Internet: «Mi hijo dice que me voy a hacer famosa»

Sus manos mantienen vivo el quizás legado más único de la Sierra de Francia, un Bien de Interés Cultural Inmaterial: el bordado serrano, cuyas figuras representan la vida en esta tierra y que las mujeres de diversas localidades han mantenido en pie hasta nuestros días. Es por ello que la Red Arrayán, cuyo presidente es José Ángel Poveda, encargada de velar por la cultura y el patrimonio, promueve un homenaje a estas bordadoras, para dar a conocer su trabajo y poner en valor este arte tan propio de la comarca serrana. A través de una serie de vídeos, Esperanza Vicente, Carmela Cascón, Pilar Martín, Antonia de Blas, todas ellas de Mogarraz; junto a Natalia Cenzual y su hija Patricia, Araceli Martín y Feli Criado de Miranda del Castañar; Teresa Gallego y Ángela Conde, de Cepeda y las albercanas, Ángela García Hoyos, Clara Maíllo, Isabel Cambronel y María Martínez rinden tributo a aquellas que realizaron antes este trabajo.

Precisamente, el vídeo de Clara, natural de La Alberca, ha superado el millón de visualizaciones en las diversas plataformas digitales, poniendo de moda, una vez más, a este peculiar bordado. La creadora y antropóloga visual Rosa Gómez, la mujer tras la cámara que capta estas imágenes, destaca que esta viralización del vídeo es todo un éxito «además en un ecosistema digital de algoritmos saturado por mensajes efímeros constituye un acontecimiento significativo. Este fenómeno evidencia la existencia de un interés genuino en la tradición», argumenta y prueba de ello es el vídeo protagonizado por Clara.

Esta albercana, de 66 años pero que lleva desde los 14 años con la aguja y el dedal, recuerda sus comienzos: «Carmen Requejo era una mujer que enseñaba a bordar y le dije a mi madre que yo quería ir y aprender y así empecé», recuerda Clara que reconoce que se ha visto «sobrepasada» por el repentino triunfo en redes sociales. «Era la primera vez que salía en un vídeo, estábamos otras cuatro o cinco mujeres», indica, « y ahora mi hijo me dice que me voy a hacer famosa», comenta esta serrana con una sonrisa.

Tal y como relata, la precisión y la paciencia son claves a la hora de sentarse para hacer un buen bordado serrano. «Depende de si se hace en redondo, que se hacía en el borde de los paños, pero la clave es contar los hilos. Yo ahora la verdad tardo más, porque la vista no es la que era cuando era más joven. Pero hay que ser paciente, esto no es hacer puntilla, es un proceso laborioso... como mínimo tienes que dedicar un par de horas al día para acabar en unos 6 meses», advierte con la voz de la experiencia.

Un proceso tradicional y arraigo en las raíces de la Sierra de Francia que busca enganchar a las jóvenes generaciones para que no se pierda. «Ahora hay gente de mediana edad que quiere aprender y está muy bien, pero se echa en falta a chicas jóvenes», apunta Clara, «parece ser que no les llama mucho la atención, es verdad que te tiene que gustar».

A su vez este homenaje pone en primer plano a la mujer, la artífice desde hace años de estos peculiares dibujos que reflejan la vida cotidiana de los pueblos: «A mi me gusta mucho el león, es mi favorito, que representa al hombre, la fuerza. Pero también está el águila bicéfala que es la imagen del matrimonio, la trucha que hace referencia a la fecundidad y siempre acompañados de flores o «encomiendas» que es cómo las llamábamos», explica Clara Maíllo.

Mientras tanto, estas mujeres seguirán siendo la imagen de todas aquellas precursoras que han mantenido el legado del bordado serrano vivo y que, a través de las plataformas digitales, esperan a nuevas interesadas para continuar este arte. Gracias a ellas y «su generosidad al compartir sus historias, su técnica y su legado permite adentrarse en un conocimiento transmitido a lo largo de generaciones», sentencia la creadora Rosa Gómez.

Fotografías: Rosa Gómez

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